El presidente Andrés Manuel López Obrador insistió en que ha tomado la decisión de no tener escoltas, que no haya personal armado en su equipo, y dijo que los gritos que surgieron el lunes en el estado de Morelos son solo eso y que no pasa nada.

Esto respondió a la pregunta planteada durante la mañanera del martes pasado: “No tengo guardaespaldas, es una ayudantía, por lo general son mujeres que me apoyan. Como su nombre lo indica, es una ayudantía, porque me entregan documentos escritos y me están apoyando siempre, y también procuran que no me apachurren, pero no tienen armas”.

INTERLOCUTOR: Ayer un elemento de seguridad del estado de Morelos, según el propio video, estaba armado, presidente.

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Sí, pero del estado de Morelos. Es que como yo tengo que ir a los estados y van los gobernadores, cada quien tiene su estrategia, no es nuestro caso.

Lo de los gritos de ayer, pues son, les diría, gajes del oficio. Hay una inconformidad de ese grupo porque antes tenían un trato con el gobierno, es esta organización, la UNTA, y ya no hay esa relación; entonces, por eso su actuación, pero tenemos que tener paciencia.

Además, son gritos que representan ahorros importantes porque si no hubiese esos gritos, pues tendríamos que estar resolviendo esas inconformidades con dinero y a veces los gritos los convierto en becas, o sea, nada más que no se pasen mucho.

Pero sí es un poco, con todo respeto, la inconformidad en algunos medios, o sea, son líneas ágatas en contra, porque no hay la misma relación que había antes. Pero no pasa nada, no pasa absolutamente nada y la gente me cuida.

Lo de ayer, (lunes) por ejemplo, es un grupo que ni siquiera la mayoría eran de ahí. Me consta porque yo entré caminando y salí también caminando. Gritaron a la entrada, me gritaron; y a la salida salí por el mismo lugar, había posibilidad de irse por otro lado, dije: No, salimos por donde entramos, el presidente de México no puede salir por la puerta de atrás nunca; entonces, salimos por donde entramos.

Y ya se me acercaron ahí y uno me dijo que era de Milpa Alta y luego yo, sin darme cuenta, le dije a uno: Ya no va a haber dinero, háganle como le hagan, no va a haber dinero a las organizaciones, va a ser a la gente, a los campesinos. Y no sabía yo, lo digo de manera sincera, que era el dirigente, el dirigente de la organización, hasta después; si no, no se lo digo, porque también no, es de mal gusto.

Pero ya cuando me subí a la camioneta se subió Jesús, que sí lo conoce, y me dijo: ‘No, pues es que es el dirigente’. Ya ni modo, ya estuvo esto.

Pero la gente en Ayala, en Anenecuilco muy bien, muy bien, muy contenta, con mucho respeto, apenados por lo que fueron a hacer este grupo, ofreciéndome disculpas y todo. La gente de Ayala y de Anenecuilco estaba muy, muy, muy contenta. Es gente muy buena, muy buena, como todo el pueblo, es general.

Estas son reacciones de quienes todavía no entienden que esto ya cambio, pero también hay que ser tolerantes y garantizar el derecho a disentir, y aguantar.

¿Qué puede pasar con un grito, dos gritos, tres gritos?

Nada. Ojalá y haya respeto, eso es lo único. Pero no vamos a cambiar, vamos a seguir igual, de la misma manera.

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