*Agobia a la sociedad sistematización de tortura
En México la verdadera extensión y magnitud de esta horrible endemia de la tortura resulta extremadamente difícil de determinar, dado que el sistema de denuncia e investigación no hace rendir cuentas a los responsables.
Además, deja a las víctimas a merced de represalias y, en consecuencia, se denuncian menos casos de los que en realidad ocurren.
Por tanto, propuse a la Comisión Permanente exhortar a los tres niveles de gobierno y a sus fuerzas de seguridad hagan lo conducente para castigar severamente a quien tome represalias en contra de quien denuncie torturas o malos tratos, de sus familiares y de defensores de derechos humanos.
También, para que sensibilicen y capaciten a los servidores públicos en prevención y erradicación de la tortura, incluyendo el trato indebido y revictimizante a quien denuncie esta práctica y a sus familiares.
El hecho de que la tortura esté generalizada en el país no significa que la promuevan las autoridades mexicanas, sino que se da prácticamente en todas las corporaciones que justicia, pues existe la costumbre de detener para investigar y no al revés, en palabras del relator de la ONU sobre la tortura.
Nuestro país se encuentra en una situación delicada en esta materia, ya que, por un lado, se ha avanzado en el marco constitucional para incluir obligaciones de combate a la tortura; por el otro, México se ha enfrascado en una estrategia de confrontación contra la delincuencia organizada, que privilegia el uso de la fuerza sobre la investigación profesional y la protección de los derechos humanos de las víctimas.
Cada 26 de junio se trata de concientizar a la población mundial sobre los efectos nocivos de la tortura y la destrucción de la personalidad y dignidad de la persona, preocupación que se ha abordado desde la perspectiva de los derechos humanos en los últimos 50 años en todo el mundo.
Empero, a pesar del avance de la comunidad internacional para eliminar esta lacra, muchos gobiernos incumplen con su responsabilidad. A 30 años de la Convención Contra la Tortura, de la ONU, y más de 65 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la tortura no solo goza de buena salud, sino que está proliferando.