*La explotación nos persigue a las mujeres

Las desigualdades por condición de género obedecen a la persistencia de patrones culturales que se expresan en comportamientos de trascendencia primordial en el curso de la vida de las personas y que si bien no son exclusivas de los grupos indígenas, las mujeres indígenas sufrimos mayor desigualdad que las mujeres no indígenas.

A las mujeres nos ha tocado sufrir la explotación no solo dentro de los centros de trabajo, también como madres, esposas, hijas y hermanas de las y los trabajadores. La explotación nos ha perseguido aún en nuestros hogares.

Las mujeres hemos peleado incansablemente para derribar los prejuicios sociales que nos impiden alcanzar plenamente nuestros derechos, que demasiadas veces han sido ignorados y postergados.

Todo esto, a pesar del inalienable derecho de ser tratadas en igualdad de condiciones que los hombres.

Para nosotras es una convicción proteger y salvaguardar los derechos de las mujeres a través de nuestro trabajo cotidiano en el Congreso y así impulsamos la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.

Consideramos que las mujeres hemos sido agentes fundamentales para el cambio social y la transformación productiva y económica del país. Durante años se nos ha relegado, subestimado y se nos ha discriminado.

Si bien la igualdad entre mujeres y hombres es un derecho fundamental reconocido en México, tanto por la Constitución Política como por los ordenamientos internacionales ratificados por el Estado Mexicano, la realidad nos muestra que la discriminación por razón de género en perjuicio de las mujeres prevalece.

Y para las mujeres indígenas es aún peor, pues encaramos una doble discriminación, uno, por ser indígenas y dos, por ser mujeres indígenas.

De ahí la necesidad de garantizar nuestros derechos, e incorporar a la Ley, el término de igualdad, para preservar la perspectiva de género como un elemento normativo en el apoyo que reciban en proyectos productivos, protección de su salud, otorgamiento de estímulos para favorecer su educación y su participación en la toma de decisiones relacionadas con la vida comunitaria.

Las mujeres indígenas jugamos un papel muy importante en la sobrevivencia de nuestras comunidades, ya que gracias a nosotras se conservan las costumbres y las transmitimos a nuestros descendientes.

Además participamos activamente en los procesos de producción y desarrollo de nuestras comunidades.

Por ello apoyamos las políticas, programas y acciones de gobierno con perspectiva de género, que permitan garantizarnos a las mujeres indígenas nuestra incorporación al desarrollo de nuestro país.

Es importante pues, que nombres de mujeres mexicanas como Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario vaya unido al de millares de campesinas, artesanas, e incluso de algunas mujeres de la pequeña burguesía que combatieron con las armas en la mano para lograr la independencia del país.