*De cara a la Cuarta Revolución Industrial
En la actual era de innovación, conocida como la Cuarta Revolución Industrial, las tecnologías de última generación están transformando por completo los sectores económicos a una velocidad impresionante. Éste es, con justa razón, el tema de la reunión anual del Foro Económico Mundial que se llevará a cabo esta semana en Davos, Suiza. En los siguientes años, el alcance y ritmo de la innovación transformará la forma en que producimos, distribuimos y consumimos. Para aprovechar al máximo sus beneficios, debemos tomar medidas que nos permitan preparar a nuestras economías y sociedades, con especial énfasis en tres áreas clave: educación, ambiente de negocios y conectividad.
El capital humano es esencial para el desarrollo de una economía y la mexicana no es la excepción. Por esa razón, mi gobierno ha emprendido importantes acciones para mejorar la educación en todos sus niveles.
Por ejemplo, recientemente lanzamos los Certificados de Infraestructura Educativa Nacional, vehículos de inversión privada que nos permitirán canalizar aproximadamente 3 mil millones de dólares, para mejorar las instalaciones de las escuelas primarias durante los próximos tres años. Además, en el actual año escolar, hemos entregado tabletas electrónicas a casi la mitad de los 2.3 millones de estudiantes de quinto grado.
También estamos trabajando para que la presente generación y las futuras cuenten con las habilidades necesarias para prosperar en un mercado laboral en constante transformación. El año pasado, más de 110 mil estudiantes en México se graduaron en áreas como ingeniería, manufactura y construcción –esta cifra es superior a la mayoría de los países más desarrollados, incluyendo Francia, Alemania y el Reino Unido[1].
Para consolidar este avance, estamos incrementando la inversión pública en ciencia y tecnología, dirigida a las universidades y centros públicos de investigación de todo el país. Tan sólo en los últimos tres años, el número de académicos en nuestro Sistema Nacional de Investigadores se ha incrementado en 26% y prácticamente hemos duplicado el gasto público en investigación, innovación y desarrollo. En reconocimiento de la gran importancia que tienen los vínculos entre la industria, la academia y el gobierno, también hemos incrementado el número de Centros de Transferencia Tecnológica, para facilitar el desarrollo de nuevos productos y negocios en áreas como biotecnología, energía y tecnologías de la información.
Al mismo tiempo, estamos trabajando de manera decidida para mejorar el ambiente de negocios. Hemos dado pasos firmes para mantener la estabilidad macroeconómica. El Banco de México ha establecido una política monetaria independiente que asegura la estabilidad de los precios y una inflación baja. De hecho, en noviembre de 2015, la tasa de inflación anual fue de 2.21%, la más baja en la historia de México. Además, nuestra deuda se mantiene diversificada y en niveles bajos. Para 2015, se espera que la relación entre la deuda y el producto interno bruto se haya mantenido en 46.9% –muy por debajo del promedio de los países de América Latina y el Caribe, de 55.6%– y que se sitúe en 47.8% en 2016.
También promovimos la Reforma Energética, que ha permitido reducir los costos de la electricidad, eliminar los incrementos mensuales en el precio de la gasolina y aumentar el número de gasoductos en todo el país, impulsando de esta manera nuestra competitividad. Por primera vez en décadas, se han abierto a la inversión privada todas las actividades del sector energético –una estrategia que permitirá atraer un estimado de 12 mil 600 millones de dólares cada año.
De manera similar, al permitir una mayor inversión extranjera en el sector de telecomunicaciones, hemos reducido las tarifas del servicio telefónico, tanto fijo como móvil, mejorando su calidad y cobertura.
Debido a que las micro, pequeñas y medianas empresas son el principal motor económico de México, estamos incorporando herramientas digitales para agilizar la apertura de nuevos negocios, al tiempo que facilitamos el acceso de los emprendedores a los créditos de la banca comercial. En este sentido, el Programa Crédito Joven les ofrece créditos de hasta 9 mil dólares; y para quienes buscan consolidar su negocio, este monto puede incrementarse hasta 150 mil dólares.
El tercer factor clave para preparar a nuestra economía, de cara a la Cuarta Revolución Industrial, es la conectividad. México es uno de los pocos países en el mundo que ha reconocido formalmente el derecho de acceso a una conexión a internet de banda ancha. En lo que va de la administración, hemos conectado 65 mil espacios públicos, como escuelas y bibliotecas. Esta medida contribuye a alcanzar nuestra meta de lograr que 70% de los hogares y 85% de las micro, pequeñas y medianas empresas cuenten con acceso a internet de alta velocidad.
Sin embargo, la conectividad no es sólo digital, la infraestructura física es también esencial. México es actualmente una potencia manufacturera y uno de los principales exportadores de pantallas planas, vehículos, autopartes, computadoras y teléfonos celulares. Una infraestructura de vanguardia nos permitirá agregar valor y diversificar nuestras industrias exportadoras.
Por ello, estamos canalizando más de 460 mil millones de dólares para la construcción y modernización de miles de kilómetros de carreteras y autopistas, así como para ampliar y mejorar nuestras redes de transporte masivo. Otros proyectos de gran escala son el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el desarrollo de proyectos portuarios para duplicar prácticamente nuestra capacidad de carga en el océano Pacífico y el Golfo de México. En el largo plazo, convertiremos a México en una plataforma logística de clase mundial.
México mantiene su compromiso de promover el libre comercio, un poderoso motor de crecimiento. En los últimos tres años, hemos ampliado nuestra red de acuerdos comerciales con la Alianza del Pacífico y, más recientemente, el Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico. Con ellos, contaremos con un total de 13 acuerdos que brindarán acceso preferencial a 52 países, con un mercado potencial de mil 300 millones de consumidores.
Mi gobierno ha tomado medidas estratégicas para fortalecer la economía mexicana y hacer frente a los grandes desafíos del futuro, como una demanda cada vez mayor de profesionistas especializados en una amplia gama de áreas de conocimiento, así como una necesidad urgente de fortalecer la conectividad, especialmente en localidades rurales más alejadas (donde vive el 9% de los mexicanos). Debemos brindar las herramientas necesarias para que cada mexicano y cada negocio sea capaz de aprovechar las oportunidades que ofrece la Cuarta Revolución Industrial, además de asegurar que también las futuras generaciones puedan desarrollar al máximo su potencial, en un mundo cada vez más cambiante.