*Se confirma la trasferencia de nuestro petróleo
Recientemente se publicó por la Secretaria de Hacienda un reporte que establece los valores económicos que se incluirán en las licitaciones de la Ronda Uno, es decir, lo que el Estado piensa ganar o perder en la llamada Ronda Uno.
Lamentablemente este documento viene a confirmar todas nuestras preocupaciones de que en este esquema se trasfiere prácticamente toda la renta petrolera a las transnacionales en detrimento de Pemex y de la nación.
Salta a la vista de que se tratan de contratos en aguas someras, campos de Pemex, dado que las petroleras privadas les corresponderían solo yacimientos no convencionales para los que se requiere de una tecnología que el Estado Mexicano no tiene y, por ello serían objeto de contratación a particulares.
Los campos en aguas someras tienen costos de producción de 20 dólares que deberían de ser los costos de referencia y a partir de ahí comparar propuestas con petroleras internacionales a ver quién da mejores condiciones.
Lejos de ello, se publican fórmulas que definen los valores económicos donde se da a las petroleras transnacionales contra prestaciones excesivas; establece así los valores de cuotas, de fase exploratoria y las regalías a pagar, valores que están dados desde la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, valores por cierto extremadamente bajos.
Resulta muy preocupante que la variable límite de recuperación de costos, el documento establezca que lo primero que debe de pagarse ante de las regalías, antes de dividir la producir entre el Estado y el contratista, lo primero que debe pagarse es el rembolso de los costos de extracción al contratista.
Cierto, la Secretaria de Hacienda fija un límite máximo del valor de la producción que se puede destinar al pago de costos y pone un 70 por ciento, pero este límite es en los hechos ilimitado, ya que tramposamente no hace la distinción entre aguas someras y aguas profundas, siendo que los costos entre unas y otras son muy diferentes.
De tal manera que las petroleras se irán al 70 por ciento cual si estuvieran trabajando en aguas profundas y no en los costos bajos que le corresponden a aguas someras.
Este límite de 70 por ciento es además el doble de lo establecido a nivel internacional que es de 40 por ciento y es tres veces más alto que los costos de Pemex o los costos de referencia; si a todo ello agregamos que la recuperación de costos es un mecanismo que utiliza en forma abusiva los contratistas para inflar sus costos y adueñarse de una renta petrolera que no les corresponde y sobre la cual no pagaran impuestos pues la situación se agrava.
En el texto también aparece un mecanismo de ajuste para limitar al contratista en un escenario de altos precios del petróleo, un escenario que en el corto plazo no se verá, pero también, tramposamente se omite plasmar el porcentaje mínimo aceptable para el Estado, una variable de enorme importancia en el reparto de utilidades entre el Estado y el contratista.
Este porcentaje no se hace público antes de la licitación y debería de quedar plasmado ya que se trata de una ganancia para el Estado, ya fuera en utilidades o en producción y debería de ser alrededor del 80 por ciento que es la ganancia que hoy tiene en aguas someras con Pemex, de lo contrario se genera un enorme desequilibrio contractual y si bien la recuperación de costos está sujeta al límite máximo, el excedente se transfiere al periodo contractual siguiente, es decir, en realidad los costos no están limitados.
Este desbalance contractual va a traer consecuencias muy graves para un país con finanzas petrolizadas.
El Ejecutivo mide el éxito de la Reforma Energética en el número de licitaciones o de contratos que pueda adjudicar, eso es una métrica irracional, inadecuada para definir el éxito de una reforma.
El éxito radica en celebrar contratos benéficos para el país y es mejor esperar a que mejoren las circunstancias en los precios del petróleo, o bien en las actuales circunstancias y con las condiciones actuales, el verdadero éxito se encuentra en no celebrar este tipo de contratos que son verdaderamente leoninos y perjudiciales para nuestro país.