*Aumento al salario mínimo lejos de aventuras populistas

El cambio en la política salarial del país debe realizarse de manera responsable, planeada, colocar en el centro de la discusión el bienestar de los trabajadores, lejos de aventuras populistas; se trata de voluntad política para buscar soluciones creativas e innovadoras.

Recordemos que el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, abrió un debate fundamental para el futuro inmediato de millones de familias: el aumento de los salarios.

El mandatario capitalino emplazó a los sectores productivos, académicos, políticos y laborales del país a construir un diálogo abierto y fundado con relación al salario mínimo vigente en México, el cual  por más de tres décadas ha sufrido una pérdida del 77 por ciento de su poder  adquisitivo en detrimento del bienestar de los trabajadores.

El Jefe de Gobierno llegó a esa conclusión como resultado de la petición que el pasado 1º de mayo realizó a su Gabinete Económico, en el sentido de que identificaran un conjunto de acciones útiles para la construcción de una estrategia de recuperación salarial local y nacional.

De acuerdo a datos del Observatorio de los Salarios Mínimos, en México éste debería ser de casi 16 mil 444 pesos mensuales, es decir, 548 pesos diarios, para garantizar la satisfacción de una canasta básica alimentaria, además de educación y vivienda, como lo establece la Constitución.

En la Fracción VI, del apartado A del Artículo 123 de la Constitución, se establecen los alcances de los salarios mínimos:

Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas”, refiere la Carta Magna.

Por ello considero que no existen argumentos de tipo económico, histórico y social para no iniciar un debate como el que se propone desde el Gobierno de la Ciudad de México.

Todas las voces deben escucharse ante la propuesta del jefe de Gobierno, porque ello ha generado diversos cuestionamientos y consecuencias económicas de un incremento de los salarios.

Opino que ante la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, lo peor que pudiera pasar es quedarnos en la inmovilidad y la parálisis.

Un verdadero cambio en la política de los salarios se debe llevar a cabo de forma planeada, responsable, y que siempre esté en el centro de la discusión el bienestar de los trabajadores; se requieren soluciones creativas e innovadoras.

Contrario a los argumentos que se oponen a un ajuste salarial, la inflación en el país no se ha detenido y el resultado del modelo aplicado es que la mitad de la población permanezca en la pobreza.

Se debe reflexionar sobre el porcentaje de las ganancias del patrón en detrimento del salario de los trabajadores, lo que pone en evidencia la necesidad del fortalecimiento de una clase empresarial con responsabilidad social.

En el Senado de la República acompañaremos con sus propuestas el debate sobre el aumento de los salarios. Analizaremos, desde nuestro ámbito, las propuestas del Jefe de Gobierno e incluiremos  como parte de nuestra agenda prioritaria la revisión integral del marco legal que regula los salarios en nuestro país.