Hace unos días el diputado federal Alfonso Durazo dijo a un grupo de sus colegas lo siguiente…
“La Cámara de Diputados, hay que recordarlo, tiene una de las más bajas calificaciones en la aprobación social… Me da pena decirlo, pero creo que la Cámara no lo merece, no voy a inhibir la responsabilidad que yo tengo en lo personal y eventualmente merezco esa baja calificación, pero sí creo que debemos preocuparnos por mejorar nuestro trabajo”… Cuánta razón tiene el legislador, pero como siempre, cuando afloran estos sentimientos de culpa, a la mayoría de este puñado de supuestos representantes del pueblo todo se les resbala… Que quede para la reflexión…