Ahora resulta que entre los “comunicadores” del gobierno federal se comenta que tanto Alejandra Sota como Carlos Olmos ostentan, y en su momento las presumieron a propios y extraños, lujosas residencias valuadas en más de 20 millones de pesos cada una de las que se les acredita en propiedad…
Las cosas, pues, para ambos ex funcionarios, se están poniendo color de hormiga, porque no tarda en entrar de lleno el temido Sistema de Administración Tributaria, SAT, de donde salieron señales dirigidas a nuestros sabuesos informativos, en el sentido de que el expediente de responsabilidades que se atribuyen por separado a Carlos y Alejandra está casi terminado y solo esperan la orden de Los Pinos para proceder en consecuencia… Tal vez los “comunicadores” oficiales se preguntarán por qué intervino el SAT en este escándalo de los millones de pesos destinados a la publicidad calderonista y la respuesta es clara y contundente… Las empresas de difusión a que se pagaron más de 500 millones de pesos no cumplieron con correspondiente pago fiscal y por lo tanto la madeja del fraude empieza en quien reportó el pago de facturas publicitarias… Estaremos pendientes… Por lo tanto, a poner sus barbas a remojar… ¿O todos están limpios en este gremio de la impunidad?... Ya veremos, jefes de prensa del Gobierno…