“Digan lo que digan afuera, es cosa de ellos y en mi oficina mando yo”…
Palabras más palabras menos que tuvieran mayor importancia de no ser porque se trata de un asunto que involucra intereses públicos… Veamos por qué… Resulta que no hace mucho el periódico Reforma publicó que el senador priísta Isaías González tenía contratada a una hermosa dama de nombre Gabriela Sarahí Álvarez, con jugoso salario mensual… Para ello la nombró jefa de asesores, solo la mujer es figura pública por haber ganado el concurso de belleza “Chica Confederación Revolucionaria de Obraros y Campesinos”, CROC, organismo que dirige el senador desde hace casi dos décadas… Obviamente que la difusión de este nombramiento no gustó nadita al veterano dirigente obrero y lanzó la rabieta con eso de que él mando en su oficina… Y tiene razón, pero una de las funciones de los senadores es trabajar por la construcción de un mejor país y sus habitantes, para lo cual recibe dinero procedente del pueblo para contratar a quien cumpla con el objetivo y no para adornar oficinas… Que quede claro, la dama tiene todo el derecho de ganar salario digno, pero el senador Isaías González tiene que justificar mucho de lo que gasta con el erario público… ¿O no?...