En claro mensaje y advertencia a sus críticos y exigentes perredistas, el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, dijo sin tapujos que “mi responsabilidad es gobernar por el bien de todos y mantener el diálogo con todas las fuerzas políticas y autoridades de los tres niveles de gobierno”.
En lo que fue considerado un informe de sus primeros cien días al frente del GDF al más puro estilo del presidente Enrique Peña Nieto, el gobernante defeño dijo que “no tengo confusión entre los valores políticos y las responsabilidades institucionales”.
Y para marcar la pauta de lo que será su relación con el PRD en lo que resta del sexenio, partido que lo llevó al cargo con sus siglas político-electorales, dejó en claro que su vocación es dejar en la sociedad huella de la izquierda, “ideología que no tiene dueño y pugna por ser inteligente, propositiva y ordenada en favor de la ciudad”.
En un acto abarrotado de “acarreados” y teniendo como escenario el Auditorio Nacional, Miguel Ángel Mancera también tuvo posiciones para destacar su trabajo por sobre el realizado por su padrino político, Marcelo Ebrard Casaubón.
Y es que investido también como próspero empresario en la industria de los “bisquets”, argumentó que hasta el momento ya se atendieron 22 mil demandas ciudadanas, lo que representa tres veces más de lo que hizo el anterior jefe de Gobierno.
Esa fue la tónica de su “informe de los primeros cien días”, y en otra maniobra orquestada al mismo estilo de Los Pinos, fue estruendosamente ovacionado por quienes asistieron a ese evento que despertó un cúmulo de suspicacias entre las tribus perredistas que no daban crédito a la forma en que Mancera se estaba desmarcando políticamente del partido, según lo que se comentó en esa organismo horas después de la personalizada celebración.