La senadora Mariana Gómez del Campo Gurza aseguró que, a pesar de que es una reforma parcial, acotada e incompleta, con la Declaratoria de Constitucionalidad de la Reforma Política del Distrito Federal se abre la puerta para terminar con el aislamiento político y el retraso que ha sufrido la capital del país en sus 190 años de existencia.

Esta Declaratoria de Constitucionalidad abre la puerta a cambios que podrán incorporarse en la Constitución de la Ciudad de México, dijo la legisladora, y agregó que en Acción Nacional hacen votos para que la Constitución local sea la herramienta que necesitan los capitalinos para vivir mejor.

Adelantó que su grupo parlamentario seguirá presentando propuestas puntuales para que la reforma “no termine siendo letra muerta o un cambio cosmético. Es ahora o nunca, que logremos darle satisfacción a la gente; de lograrse, esta Reforma Política habrá cumplido su objetivo”.

Confió en que los capitalinos harán su parte en junio de este año al elegir a sus diputados constituyentes, por lo que “está en manos del Jefe de Gobierno que este proceso de elección sea pulcro y que el proyecto de Constitución se encuentre a la altura de las circunstancias”.

Por otro lado, consideró que “pensar que esta reforma es obra del Jefe de Gobierno o querer atribuírsela es por lo menos una ofensa, lo mismo es decir que esta Reforma Política es la panacea que vendrá a corregir las enormes deficiencias del Gobierno capitalino y de las delegaciones”.

No se confundan, esta reforma se quedó muy pero muy corta, esta reforma no transforma radicalmente -como lo aspiraba Acción Nacional- a la Ciudad de México, no crea un nuevo modelo de Ciudad y de capital, no dota de verdadera autonomía a las delegaciones, no convierte a los alcaldes en figuras de gobierno más fuertes y con mayor capacidad de decisión, no rompe las dinámicas laborales que provocan una muy baja productividad de la burocracia capitalina.

Tampoco, prosiguió, logra algo que desde nuestra doctrina es muy importante, queda lejos de ser un mecanismo formador de ciudadanos, prácticamente la participación ciudadana sigue siendo un bonito adorno en el discurso y al que sólo se le dan migajas como es el 3 por ciento del presupuesto participativo; mucho menos podemos hablar de que es una reforma que piensa en el futuro a través de una clara visión metropolitana.

Estamos decididos para que haya más democracia en la Ciudad de México, para que el Gobierno del D.F. y los gobiernos de las delegaciones dejen de ser nichos para burócratas y se conviertan en verdaderos espacios para el servicio público, agregó.