Es una de las urbes más pobladas del mundo, y se caracteriza por su alta sismicidad, pero la Ciudad de México tiene un sistema de alerta sísmica que solamente tiene 230 usuarios, explicó Gerardo Suárez Reynoso, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
En caso de un terremoto, carecen de aviso la mayoría de las escuelas, así como hospitales, museos, centros comerciales, oficinas públicas y privadas.
“Los más de 200 usuarios se concentran en instituciones de gobierno, oficinas de emergencias, el sistema de transporte colectivo Metro, algunas escuelas, radio y televisión”, precisó.
En México, los sistemas de alertamiento temprano (SAT) cuentan con un adecuado desarrollo tecnológico en electrónica, comunicaciones y cómputo, para captar datos de la ocurrencia de un movimiento, pero el punto débil son los programas de acción y los protocolos de respuesta, destacó Suárez Reynoso en la charla de divulgación Sistemas de alertamiento temprano: uso y abuso.
En el auditorio Tlayolotl de IGf, el ingeniero geofísico y doctor en sismología consideró que el sistema, puesto en marcha hace casi dos décadas en la capital del país, ha enfrentado dos retos, uno técnico y otro social.
El primero, explicó, se dedica a seleccionar instrumentación, sistemas de telecomunicación, de análisis de información y emisión de alertas y alarmas en caso de eventos naturales, y funciona de forma adecuada según parámetros internacionales.
El segundo, ahondó, define objetivos, usuarios y protocolos de acción para la población en caso de una emergencia. “De nada sirve la tecnología si no sabemos cómo reaccionar”, insistió.
Un sistema de alertamiento temprano es un conjunto de instrumentos de medición, equipos de telecomunicaciones y sistemas de análisis que sirven para informar con anticipación la presencia de un fenómeno natural como sismo, tsunami, volcán activo, huracán, tornado y deslizamiento de tierra o de rocas.
México es precursor en este tipo de sistemas y actualmente es uno de los países que lo tiene en funcionamiento en la capital, además de Japón (donde es de alcance nacional y existe el mayor desarrollo y protocolos de asistencia a la población), Taiwán, Rumania y Turquía.
“Con un sistema de este tipo se pueden controlar trenes y transporte público, detener líneas de producción en las fábricas y dar entrenamiento a la población”, acotó.
Ciudad de México, ejemplo
Suárez Reynoso destacó que la Ciudad de México es un caso ideal para ensayar sistemas de alerta sísmica, pues se encuentra a 350 kilómetros de la costa de Guerrero, una de las regiones vigiladas con estaciones sismológicas porque bajo su suelo convergen dos placas tectónicas. “Esta distancia nos da 50 segundos de margen para una alerta, suficientes para evacuar a una escuela completa”, concluyó.