*Versión ciudadana de “al diablo con las instituciones”
Es deseable que los políticos tuvieran visión y altura “de Estado”, porque independientemente del partido o de su origen, la mayoría son proclives a las ocurrencias, fruto de ideas desordenadas y búsqueda de “impactos mediáticos”.
El prototipo de esa forma de hacer política es, sin duda, el ex presidente Vicente Fox Quesada, quien hizo del show la mejor manera de hacer política. Le resultó útil y alcanzó el máximo cargo del gobierno, responsabilidad que ejerció de acuerdo con su visión miope y sin perspectiva ni de tiempo, ni de Estado.
Todavía se oye el eco de las promesas de resolver el conflicto chiapaneco en 15 minutos, erradicar la corrupción en un santiamén, alejar la pobreza en un abrir y cerrar de ojos. En fin, lograr lo que en la calle se conoció como Foxilandia.
Después el hoy nuevamente candidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien tiene posibilidades de sorprender a los mexicanos también ahora, salió con su “al diablo con las instituciones”, que tanto daño le ocasionó, pues sus adversarios supieron capitalizar sus múltiples errores.
Por más sencillo que parece, el ejercicio de la política requiere conocimiento, sensatez y un gran sentido común. Los medios de comunicación logran, más que el poder político o económico, marear a muchos que, confundidos por la fama, creen tener sobradas aptitudes para el ejercicio de la política.
Los ejemplos sobran, especialmente en época de campañas electorales, pero llama la atención la propuesta de la habilitada panista candidata a la jefatura de gobierno del Distrito Federal, Isabel Miranda de Wallace, quien afirmó que de ganar la jefatura del Gobierno del Distrito Federal propondrá sustituir la figura de Asamblea Legislativa por una Asamblea Constitutiva Ciudadana, a fin de que haya un verdadero contrapeso en la toma de decisiones en la capital.
¿Sabrá o tendrá medido el esfuerzo que representa la creación de instituciones sociales, como el poder Legislativo en una ciudad que, inclusive no tiene siquiera el carácter de estado soberano e independiente, que para designar a su jefe de policía y al procurador de Justicia, debe llevar el beneplácito del Presidente de la República?
Dar estructura y carácter de gobierno al DF costó años de lucha, de esfuerzo que todavía no concluyen. Es reciente aun cuando el DF era considerado “una oficina” de la Presidencia de la República para administrar a una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo.
Suena muy “interesante” proponer que se sustituya la Asamblea por otro organismo ciudadano, pero habría primero que analizar, con objetividad, cuál es el grado de participación, de compromiso, de los habitantes mayores de 18 años con su ciudad.
La suma de esfuerzos para crear la actual ALDF, por el año de 1990, como Asamblea de Representantes del Distrito Federal, tuvo grandes esfuerzos.
En aquel primer ejercicio legislativo para la capital del país, coincidió la labor de políticos de la talla de Juan de Dios Castro Lozano, José Ángel Conchello, Víctor Orduña Muñoz, Esperanza Gómez Mont, Salvador Abascal, y el propio Felipe Calderón, por el PAN; en tanto que por la línea de izquierda, el PRD contaba con Ramón Sosamontes, Graciela Rojas, Rocío Cuervo; Héctor Ramírez Cuéllar, del Popular Socialista, cuando aún existía.
Por la fracción priista, participaron Fernando Ortiz Arana, César Augusto Santiago, Fernando Lerdo de Tejada, Manuel Díaz Infante, Oscar Levín Coppel, Santiago Oñate, Alfredo Villegas, y muchos más.
Su creación fue con el propósito de que los ciudadanos tuvieran un órgano local en el que fueran representados con equilibrio, dicha Asamblea tenía poderes legislativos limitados, pero fue la primera vez, desde 1928, en que los habitantes del Distrito Federal pudieron elegir a sus representantes.
En 1997 otra modificación constitucional otorgó mayor autonomía mediante la sustitución del Jefe del Departamento por el de jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien sería electo de manera directa por los ciudadanos del Distrito Federal.
Esa fue la puerta que se abrió a la alternancia. Ese mismo año hubo elecciones y Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano ganó la alcaldía más importante del país por el hoy PRD.
No fue de un plumazo, sino una larga y difícil lucha, un proceso político que permite que hoy la señora Miranda de Wallace aspire a hacerse de la jefatura del gobierno, si gana la elección el primero de julio próximo.
Desde su modo de ver los asuntos de la capital está el que "los capitalinos debemos redactar nuestra propia Constitución local, no una a modo o de Porfirio Muñoz Ledo o del Partido de la Revolución Democrática".
Lo que pretende la precandidata panista es una Asamblea Constitutiva, en la cual se hagan mesas para que los ciudadanos sepan exactamente qué es lo que queremos en los temas de desarrollo urbano o de movilidad.
El objetivo es que los ciudadanos se involucren en la construcción de las normas y leyes para que sean respetadas, pues "un error que han tenido muchos de los gobiernos es que llegan e imponen sus reglas". Ella misma se manifestó cansada 'y harta de no recibir respuesta del Gobierno del Distrito Federal" a las demandas de seguridad.
El camino, luego entonces, es mandar al diablo a las instituciones actuales y construir otras. Al fin que es cosa, fácil, sencilla, de 15 o 20 minutos, cuando mucho.