La diputada local perredista Nora Arias se considera de las más influentes y poderosas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y ya gestiona ante la dirección de un diario para que despidan o quiten de la “fuente” al reportero Manuel Espino.
Nora Arias armó tremendo escándalo en contra del reportero que simplemente intentaba cumplir con su trabajo.
Desafortunadamente para Manuel Espino, al intentar obtener una declaración de Hiram Almeida, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal -cuando éste abandonaba el salón de sesiones tras haber rendido su Informe ante los diputados-, se encontró a un costado de la mujer perredista quien, al sentir un leve roce en el hombro por parte del reportero, gritó ofuscada y le increpó como si se hubiera tratado de un acto llevado a cabo con intención.
Según relató el periodista, ofreció una disculpa bajo el argumento de intentar cumplir con su trabajo. Pero no fue suficiente para la “diva” perredista, pues llegó al extremo de pedir a su equipo de trabajo y al personal de resguardo retirar inmediatamente a Espino de las instalaciones.
El reportero intentó resolver la situación con una disculpa sugerida por el personal de Arias luego de la superlativa reacción de ésta. La excusa fue dirigida, más no recibida.
Por si fuera poco, la asambleísta exigió credenciales al reportero para después emprender acciones directas con sus superiores.
Varios reporteros de la “fuente”, al enterarse de lo sucedido, acudieron ante Leonel Luna, presidente de la Comisión de Gobierno, a fin de abogar por Espino.
Con naturalidad coloquial, más que el protocolo siempre destacable en el legislador, recibió en sus oficinas a la comitiva periodística para conocer los detalles.
Sin embargo, la diputada intentó hacerse presente en la reunión sin haber sido solicitada su intervención.
Salve decir que la conversación se dio con respeto y el reconocimiento de Leonel Luna de la carencia de cualquier falta de respeto por parte de Manuel Espino a su subordinada de bancada, por lo que se comprometió a resolver la situación sin mayores contratiempos.
Pero la perredista, quien se hizo acompañar de un miembro de su equipo de poco más de 1.90 metros de estatura –a quien dijo que Espino, de no más de 1.75 metros, también “empujó”-, irrumpió en la reunión para enfrentar al reportero con un ánimo bravucón.
Máxima fue su sorpresa cuando sus acusaciones encontraron una fuerte oposición en el lado femenino de la comitiva –ya que pidió dirigirse sólo a este segmento- y todo el apoyo al reportero, calificado como uno de los más respetuosos y tranquilos de la “fuente”.
Las muestras de apoyo por algunos legisladores y sus equipos de trabajo no se hicieron esperar, sugiriendo incluso la posibilidad de presentar un mensaje en tribuna.
Desgraciadamente, parece que la falta de valor por parte de la dirección del periódico, o las probables amenazas de Arias, le costarán a Manuel Espino el retiro de la “fuente” y en el peor de los casos perderá su trabajo.