El viento es el combustible y la noticia inmejorable es que sopla a favor en nuestro territorio, como un recurso inagotable. El beneficio es la generación de energía eléctrica con menor costo y afectación ambiental, refirieron especialistas en el Foro Internacional “Dr. Jorge Carpizo” sobre Energía y Renovación de Políticas Públicas para el Desarrollo Sustentable, la Eficiencia y la Transición Energética, organizado por la UNAM.
En la sesión Energía Eólica, Marco Antonio Borja Díaz, del Instituto de Investigaciones Eléctricas, expuso que aún con las resistencias presentadas en México a la captación y empleo de esa fuente, se transitó de tan sólo tres megawatts (MW) instalados en 2005, a un potencial de mil 110, en 2012.
“Este año se agregaron alrededor de 500 MW y la meta es que para el 2029 se alcancen los 20 mil. El progreso es positivo con alrededor de 800 aerogeneradores instalados, y con el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, como capital eólica del país, y uno de los mejores sitios para este cometido en el mundo”, agregó.
En la exposición moderada por Fabio Luigi Manzini, del Centro de Investigación en Energía (CIE) de la UNAM, Oliver Probst Oleszewski, profesor de física del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), consideró que la incertidumbre legal es un reto importante para la implementación de esta energía.
“Existen riesgos para los generadores que deben resolverse: la incertidumbre tarifaria, la tenencia de la tierra y la inseguridad para su operación, además de la necesidad de negociar con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la interconexión a su red eléctrica, pues el sector se considera un productor independiente”.
Pablo Gottfried, de la Asociación Mexicana de Energía Eólica, estimó que al alcanzarse los 20.3 Gigawatts producidos será económicamente competitiva frente a las tecnologías convencionales. Al respecto, sugirió que la CFE amplíe la integración de esa fuente y determine qué rol jugarán los pequeños productores. “Pueden generarse hasta 45 mil empleos directos”.
En su oportunidad, James F. Manwell, académico de la Universidad de Massachusetts Amherst, informó que trabaja en aplicaciones para producir agua y hielo, además de optimizar el manejo y almacenamiento de energía.
Alberto Roque Eduardo Pedace, de la Universidad de Buenos Aires, caracterizó a la eólica como eficiente, limpia y madura, poseedora de una fuerte complementariedad con la solar. “México cuenta con un gran vigor, hay que aprovecharlo, aún si la potencia latinoamericana es Brasil, y a nivel mundial el Reino Unido, que ostenta la mitad de la producción total”.
Energía solar, la mejor opción para México
La energía solar es la mejor opción para México, pues ese recurso natural está disponible en alto nivel. Cada año, el Sol irradia sobre la superficie terrestre el equivalente a 19 billones de toneladas de petróleo. “El nuestro es uno de los países que recibe más rayos solares en casi todo el año”, detalló Rafael Almanza Salgado, investigador del Instituto de Ingeniería (II).
En la mesa Energía Solar, moderada por Claudio Estrada Gasca, director del CIE de esta casa de estudios, Almanza recordó que las tecnologías en este campo incluyen a los sistemas fotovoltaicos, capaces de producir iluminación, refrigeración y bombeo; iluminación directa, con la que se hacen tubos de luz, ventanas eficientes y filtros, así como sistemas fototérmicos, con los que se producen colectores.
Manuel Martínez Fernández, también del CIE, planteó que introducir energías renovables no es un problema técnico que esté resuelto, sino un asunto de financiamiento. Indicó que existen tres escenarios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector eléctrico mexicano: el uso de gas natural; de energía nuclear y sistemas de captura y almacenamiento de dióxido de carbono, y el aprovechamiento de fuentes renovables. “Esta última tiene ventajas ambientales y laborales, pero aún requiere inversiones altas”.
Fernando del Río Haza, profesor emérito y distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Iztapalapa, coincidió en que el Sol “es nuestra principal riqueza, y la opción fotovoltaica es la mejor, pues además de ventajas competitivas respecto a otros territorios, la fabricación de dispositivos puede crear cinco veces más empleos que los producidos en las fuentes convencionales de energía”.
Severo López Mestre Arana, director general de Mexenergy, acotó que actualmente siete de cada 10 empresas fotovoltaicas del mundo son de China. “Si queremos política en la materia, se necesita una coherente y sólida, no esfuerzos aislados como hasta ahora”.
Thomas A. Moore, profesor del Departamento de Química y Bioquímica de la Universidad Estatal de Arizona, indicó que la fotosíntesis artificial, que ensaya en su laboratorio, es una opción a futuro para convertir energía solar en combustible. Ubicada dentro de la biología sintética, su investigación busca nuevas rutas para reproducir modelos naturales y mezclar principios de la química y la biología con la generación de electricidad.