Durante sus estudios de bachillerato estaba decidida a ser matemática; tres meses antes de terminar el último año cambió los números por los seres vivos y cursó la licenciatura en Biología en la Facultad de Ciencias (FC) de la UNAM.
Ana Barahona Echeverría nunca ha sido proclive a las prácticas de campo y experimentos, pero la teoría e historia le apasionan. Ese es uno de los méritos por el que se ha convertido en la primera mujer mexicana que ingresa a la Academia Internacional de Historia de la Ciencia.
“Siempre me consideré con aptitudes matemáticas, soy muy analítica, creo de ahí mi gusto, pero no me arrepiento de la decisión que tomé y el camino que elegí”.
La jefa del Departamento de Biología Evolutiva de la FC fue reconocida con esta distinción luego de ser propuesta por dos colegas de las universidades de Atenas, Grecia y Wisconsin, Estados Unidos.
Para ser integrante se necesita ser postulado por dos miembros activos, relató. Ellos deben realizar una carta de motivos que es evaluada, junto con el currículum, por el Consejo de la Academia.
“Representa un reconocimiento y más por ser la primer mujer mexicana. Además, el hecho de ingresar al mismo tiempo que otros especialistas que admiro, como Janet Browne, Jean Gayon, Peter Bowler, Daniel Kevles y Theodore Porter, es un honor”.
“Ser miembro permanente implica un reto, es una responsabilidad promover no sólo en la Universidad Nacional o en el país los estudios de biología y la importancia de los de historia y filosofía de la ciencia en las sociedades modernas, sino realizar esta labor a nivel global”.
La académica de la UNAM desde hace 31 años, recordó que entre 1927 y 1928, Aldo Mieli y George Sarton, ambos historiadores de la ciencia, impulsaron la creación de la Academia con la intención de promover una cooperación seria entre sus pares de todo el mundo y así como la difusión de publicaciones especializadas en esta área, como lo son sus dos revistas: Archivos Internacionales de Historia de la Ciencia, y Archeion.
La idea de crear este espacio era impulsar la historia de la ciencia, que se convirtiera en algo importante, porque la ciencia y la tecnología son características de las sociedades modernas.
La también presidenta de la Sociedad Internacional de Historia, Filosofía y Estudios Sociales de la Ciencia, agrupación de especialistas internacionales de la rama de la biología, aseguró que este cargo le ha enseñado mucho.
Mi vida ha estado ligada a la Universidad Nacional, estudié en la Escuela Nacional Preparatoria plantel 6, Antonio Caso, la licenciatura y el posgrado en la FC, y llevo más de tres décadas aquí. “Para mí, la UNAM representa los valores e ideales de la academia y de la democracia, concluyó”.