En el mundo hay pocos registros continentales que abarquen periodos cálidos de la Tierra, similares al actual; uno se ubica en Valles Caldera, Nuevo México, en Estados Unidos. De sedimentos lacustres, comprende los estadios isotópicos 13, 12 y 11, y este último es considerado el más cercano análogo al actual periodo interglaciar, con características de insolación similares.
Por ello, su análisis es “una ventana para estudiar el cambio climático”, afirmó Sergio Contreras Quintana, investigador posdoctoral asociado del Large Lakes Observatory de la Universidad de Minnesota.
De visita en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, expuso que vivimos una transición, un periodo que “no sabemos en que momento y cómo, climáticamente, terminará”.
Al analizar el clima en el pasado y conocer qué ocurre en esas transiciones, se puede no sólo comparar con las actuales proyecciones, “sino también, si se cuenta con una buena calidad de datos de alta resolución, elaborar unas propias”, señaló el experto.
Los estadios isotópicos cálidos y sus transiciones son escenarios naturales con los que se pueden inferir la posibilidad de otros, hacia una etapa más cálida del planeta, abundó el chileno.
Además, los periodos 11 y 13 son interglaciares (estadios cálidos) inusualmente largos, indicó en el auditorio Agustín Ayala Castañares. En Valles Caldera, hace miles de años, se reportaron altas temperaturas y grandes sequías que, incluso, colapsaron las plantas tolerantes a condiciones áridas.
Se piensa que hubo una reducción en las precipitaciones del verano, debido a una “migración” hacia el norte de la zona seca subtropical, explicó. “En el futuro podríamos tener ‘migraciones’ de sistemas climáticos que podrían producir mayor sequía en ciertos lugares, y más lluvia en otros”.
Aunque, aclaró, las variaciones observadas en nuestro registro son a una escala de miles de años, y no se puede ahondar en cambios de periodos menores, de cientos de años o menos.
Pero sí es posible generar y conjuntar datos de otros grupos científicos, con otras aproximaciones, para dar mayor solidez y validez a los resultados e interpretaciones. Así será posible entender qué sucede y qué podría ocurrir no sólo a nivel local, sino también regional.
En este sentido, Contreras colabora en el proyecto internacional de perforación del Lago de Chalco, que encabezan los institutos de Geología y Geofísica de la UNAM, junto con el Large Lakes Observatory.
“La aproximación científica para reconstruir el clima de México se hará con equipos y técnicas implementadas en ese espacio de la Universidad de Minnesota. Queremos generar registros climáticos para inferir cambios no sólo a nivel local, sino con coherencia a nivel regional”, finalizó.