La lectura es imprescindible para el crecimiento personal y el desarrollo cultural de cualquier país. A la par de políticas públicas que impulsen su práctica en las aulas y el crecimiento de la red de bibliotecas en México, este hábito debe inculcarse desde el hogar, recomendó Margarita Bosque Lastra, del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la UNAM.
“No es algo que deba establecerse por decreto, pero los padres pueden leer a sus hijos y, con cinco minutos al día, esos niños serán lectores potenciales”, añadió en ocasión del Día Nacional del Libro, que se celebra el 12 de noviembre.
Aún con avances tecnológicos como tabletas, teléfonos inteligentes y dispositivos portátiles que permiten comprar, almacenar y leer textos digitalizados, el impreso se mantiene como una herramienta indispensable para el desarrollo educativo y cultural, agregó.
Además, debe ampliarse el acceso a la letra escrita. Las bibliotecas públicas constituyen un espacio de encuentro con los ejemplares más diversos y los mecanismos de préstamo a domicilio resultan útiles para este fin.
En las escuelas, podría promoverse la lectura para el gozo y no por obligación. Los alumnos podrían hacerlo entre clases, o antes, en espacios idóneos para este fin y con los textos de su agrado, por 15 ó 20 minutos. El éxito de las estrategias depende de otros factores, como la alimentación adecuada de los menores y montos mayores para ciencia y tecnología, señaló.
En el país, las obras dirigidas a los públicos infantil y juvenil se editan, principalmente, en papel. En esos sectores es donde deben enfocarse esfuerzos para inculcar el hábito. Los niños pueden adquirirlo mediante lecturas en voz alta de sus padres, quienes además pueden regalar volúmenes para reforzar el incentivo.
La también profesora de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM indicó que, en el momento en que descubren las primeras letras, deben tener acceso a textos adecuados a su edad. Si bien en México existen las Bibliotecas de Aula, el amor por los libros comienza en casa.
Los orígenes
Bosque Lastra mencionó que desde la aparición del primer libro se democratizó el saber. En la Edad Media el conocimiento estaba en los conventos; al fundarse las universidades (en los siglos XII y XIII) se trasladó a las ciudades.
El manuscrito es el antecedente de las obras actuales y, en nuestro continente, son los códices prehispánicos, en su mayoría destruidos o en las colecciones de grandes museos europeos. Como ejemplo de esto último están el Asunción y el Azcapotzalco, documentos de manufactura indígena pertenecientes al periodo novohispano, bajo resguardo de la Biblioteca Nacional.
La historiadora recordó que la imprenta establecida por el italiano Juan Pablos —como representante de Juan Cromberger, impresor alemán radicado en Sevilla, España—, en la esquina de las actuales calles de Moneda y Licenciado Verdad, es considerada la primera de América.
El libro Manual de adultos (1540) —actualmente en el acervo de la Biblioteca Nacional de Madrid— es uno de los primeros textos editados en la imprenta mexicana y fue utilizado como herramienta de control político y para la evangelización de los pueblos indígenas. “Esto permitió tener las primeras obras bilingües editadas en náhuatl, huasteco, mixteco, tarasco”, precisó.
En La seducción de las palabras, Alex Grijelmo escribe: “Tenemos palabras prestigiosas y palabras desterradas. Vivimos el prestigio de la voz libro y lo mantendremos aún si en un futuro éstos desaparecen tal y como los concebimos ahora”.
En el siglo XXI, parece lejano su fin; durante 2010, la industria editorial mexicana presentó más de 143 mil títulos y comercializó 138 millones 607 mil 58 ejemplares. El total vendido registró un incremento de 7.4 por ciento respecto a 2009, mientras que la facturación creció 8.1 por ciento.
Al leer en casa, en un jardín, en un café Internet, en una biblioteca, en papel, en una tableta, en un teléfono inteligente, la afirmación de Borges suena pertinente: “La literatura es un arte que sabe profetizar aquel tiempo en que habrá enmudecido, y encarnizarse con la propia virtud y enamorarse de la propia disolución y cortejar su fin”.
La fecha
El 12 de noviembre se celebra el Día Nacional del Libro, establecido por decreto presidencial en 1979, con el propósito de promover los beneficios del máximo instrumento de transmisión cultural en la historia de la humanidad. En esta fecha también se conmemora el natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz.