El Consejo Regulador del Tequila (CRT) podría incorporar una prueba científica desarrollada en el Grupo de Propiedades Ópticas de la Materia (GPOM), del Centro de Investigaciones en Óptica (CIO), para identificar tequila adulterado, informó el físico J. Oracio Barbosa García.
Esta prueba que utiliza luz para detectar si una bebida alcohólica, en este caso el tequila, está o no adulterada, fue presentada en el 2006. “En ese año era una prueba novedosa, ahora ya no lo es tanto pero sigue siendo una opción, porque es fácil de implementar, de bajo costo y el resultado de la prueba se obtiene en minutos, además es una aplicación directa de conceptos fundamentales de espectroscopia y de quimiometría en problemas cotidianos como las bebidas adulteradas”, dijo el investigador.
En febrero pasado el investigador hizo una presentación de la técnica ante el CRT para mostrar si un tequila está adulterado o no y se ha programado una visita para finales del presente mes al laboratorio del GPOM, y al mismo CIO, para presentar a los productores la prueba desarrollada. El miembro de la Academia Mexicana de Ciencias indicó que esta reunión será posible gracias a los esfuerzos conjuntos que han realizado con la empresa Herradura, con la que iniciaron trabajos hace un par de años.
“Esperemos que el Consejo Regulador del Tequila realmente lo considere porque la prueba es rápida, confiable y se puede realizar in situ, además, no requiere instrumentación cara o complicada y puede extenderse a cualquier otra bebida, como el mezcal”.
La prueba
El doctor Barbosa mencionó que la idea de la prueba surgió de manera casual cuando en un evento social alguien aseguraba que no existía una prueba rápida para determinar la marca o la autenticidad de lo que una persona toma, sobre todo cuando después de la segunda copa de vino o licor es difícil de distinguir, incluso, si es de la misma marca.
Lo usual era utilizar métodos químicos, de cromatografía principalmente, que recurre a instrumentos sofisticados, de precio elevado, y que requiere del conocimiento y de las habilidades de personal especializado para poder realizar la prueba sobre un tequila.
Para el especialista en óptica fue claro que una prueba así tampoco se podía realizar in situ, imposible pensar utilizarla en un restaurante, por ejemplo. La situación invitó a seguir investigando, por lo que se llevó el problema al GPOM para trabajar algunas técnicas espectroscópicas de análisis como la de Raman e infrarrojo. Al poco tiempo él y su grupo de colaboradores se dieron cuenta que con la espectroscopia de absorción y técnicas quimiométricas se podría obtener una solución.
Cualquier cuerpo ya sea sólido, líquido o gaseoso absorbe energía ante una fuente luminosa y la intensidad de absorción varía de acuerdo con la longitud de onda o frecuencia de la luz incidente, esto define la espectroscopia de absorción. De esta manera se puede decir que de acuerdo con su absorción el cuerpo presenta o no alguna coloración en particular.
“Para realizar la prueba con espectroscopia de absorción y quimiometría es necesario contar con una base de datos del tequila considerado y es suficiente con obtener el espectro de absorción de la bebida bajo prueba y compararlo con esa base de datos”, dijo.
Tequila adulterado
De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor la diferencia entre una bebida adulterada y una auténtica no sólo radica en el precio, también en los posibles daños a la salud. Los licores adulterados son aquellos que se producen sin un control de calidad acorde con la normatividad vigente, y no ofrecen garantía alguna de la calidad o los efectos que provoca en el organismo.
Generalmente, la composición de estas bebidas contiene, además de alcohol etílico, grandes cantidades no reguladas de metanol, un tipo de alcohol que se encuentra en mínimas cantidades en todos los productos de este tipo, pero que en proporciones mayores provoca intoxicación, alteración cerebral, ceguera irreversible, incluso la muerte.
La metodología que los investigadores del GPOM encontraron para comprobar si un tequila es adulterado – o no- se basó en técnicas espectroscópicas. Para ello se utilizó una fuente de luz cuyo espectro incluye las tres regiones del ultra-violeta y visible (UV, VIS). La luz de esta fuente se hace incidir en una celda de cuarzo – mineral que a diferencia del vidrio no absorbe la luz ultravioleta-, donde se vierten 4 mililitros de tequila directamente de botella.
Como resultado, se obtuvo el espectro de absorción del tequila -una banda ancha con un pico alrededor de 280 nm para el caso del tequila blanco-, y se grafica directamente sobre la base de datos definidos dentro de su correspondiente elipse de confiabilidad obtenida mediante quimiometría.
Si el tequila bajo prueba queda dentro de esa elipse entonces no está adulterado y corresponde a la marca de la base de datos. Por el contrario, si queda fuera, entonces se trata de un tequila adulterado, o bien, no corresponde a la marca de tequila.
Al aplicar este método de prueba a diferentes tipos de tequilas se encontró que los reposados y añejos absorben más luz que el blanco, ya que los dos primeros presentan cierta coloración, mientras que el último es incoloro, por tanto aun siendo la misma marca pero de diferente clase, se debe de generar para cada uno de ellos su correspondiente base de datos para poder aplicar la prueba.
Todos los espectros de absorción presentaron características similares, siendo la más relevante una banda de absorción en la región UV del espectro, con un pico muy cerca a los 280 nanómetros (milmillonésima parte de un metro). La conclusión es que este pico de absorción es una característica común a estas bebidas alcohólicas genuinas.
J. Oracio Barbosa concluyó que el grupo de investigadores del CIO está interesado en utilizar las técnicas espectroscópicas en procesos de producción y que han sido los pequeños productores de tequila con los que han desarrollado algunos de sus trabajos.
“La espectroscopia se aplica en nuestros días en muchos campos de producción para determinar la calidad de productos como café, vino, miel, etcétera; o bien, para determinar su autenticidad. Son pruebas rápidas que entiendo que en nuestro país poco se han introducido en empresas pero que en la ciencia es una herramienta de físicos, químicos, biólogos, de ciencia de materiales y otros campos”.
Por otro lado, Barbosa García sostuvo que no fue necesario patentar esta prueba pues además conocieron que este mismo método se estaba desarrollando en Australia para los vinos y en Irlanda para la cerveza, y se empezaron a publicar trabajos sobre el uso de la espectroscopia y quimiometría, “rápidamente nos dimos cuenta que era de dominio general”.
El investigador agregó que la técnica se ha perfeccionado, dándole mayor certidumbre con el objetivo de que los empresarios del ramo se interesen en ella, ya que han sido ellos los que han manifestado su preocupación por el incremento de bebidas adulteradas, lo que representa un peligro para la salud y pérdidas millonarias para el sector.
Explicó que se podría generar un kit del tamaño de una caja de zapatos, el cual incluiría un espectrómetro de luz ultravioleta visible y un algoritmo para considerar el uso de una tableta electrónica para hacer el análisis quimiométrico y de esta manera poder realizar la prueba in situ.