Con una bicicleta de papel que parece un diablito, llamada La Trajinera, estudiantes de la UNAM obtuvieron el tercer lugar en el Concurso Internacional de Diseño e Innovación, convocado por la Universidad de Stanford, Estados Unidos.
El certamen llevó por nombre Hipo Paper Bike y se realizó en Palo Alto, California, con la participación de 32 equipos de países como Alemania, Francia, Finlandia y China. Italia obtuvo el segundo sitial con unos zancos y EU el primero con una lancha flotante.
Construir La Trajinera fue un “ejercicio de calentamiento” en el que participaron Alfonso Álvarez y Gina Argüelles, estudiantes de Ingeniería Mecatrónica; y Óscar López, Leonardo Pérez y Paola González, de Diseño Industrial. Los jóvenes trabajaron con la metodología “design thinking” (pensamiento de diseño), utilizada en el curso ME 310, para posteriormente resolver un problema mayor.
El reto fue crear un vehículo de cartón (sólo se podían usar 500 gramos de material extra que no fuera papel). Debía flotar en un espejo de agua de 22 centímetros de profundidad, ser jalado por una persona mientras otra, montada en la bicicleta, recogía con una red el mayor número de pelotas de playa sobre el agua.
En dos semanas aplicaron la metodología del curso ME310 de la Universidad de Stanford. De la experiencia señalaron que fue un “calentamiento” para conocerse como equipo, saber las habilidades de cada quien y hacer dinámicas. Una de ellas fue la bicicleta de papel. “Más que la competencia y obtener un premio, lo importante fue aprender este método de trabajo que permite generar diseño e innovaciones”, señalaron.
Ahora, al equipo de Ingeniería Mecatrónica y Diseño Industrial se sumaron estudiantes de Administración (Susana Marina y Diana Trejo). El objetivo es seguir la metodología del curso referido y crear una identidad innovadora para las librerías de la UNAM.
Hacer de la lectura una experiencia gratificante
Con apoyo de la Dirección General de Publicaciones de la UNAM, institución que imprime mil 500 títulos al año, los jóvenes buscan innovar en las ocho librerías que esta entidad tiene dentro y fuera del campus. “Buscamos su actualización con nuevas experiencias de compra e interacción con el usuario”.
Más que un lugar para comprar textos, el objetivo es que sean sitios para acceder, compartir información y punto de reunión. “Queremos que adquirir un ejemplar se haga por gusto, no por obligación”.
Pretenden que los autores de los libros UNAM, pero también músicos y otros artistas universitarios, puedan presentarse y expresarse. Esta experiencia debe considerar el futuro del libro, que está en una etapa de transición del físico al electrónico. “A nosotros nos tocó el primero, a los niños de hoy, el segundo. No sabemos si el impreso prevalecerá en 10 años”.
¿Qué hacer? ¿Cómo lograr que esta nueva experiencia dé identidad a las librerías de la UNAM? Todavía no tienen respuestas definitivas. Ya han hecho una investigación que va desde conceptos abstractos sobre qué es la lectura, qué emociones genera y cuál es el aprendizaje cognitivo al leer, hasta acercamientos mercadológicos sobre qué tipo de competencia hay y qué se consume en México.
Han aplicado encuestas a miembros de la comunidad universitaria y realizado observaciones para conocer la dinámica alrededor de la compra de libros. Primero seguirán la metodología del “design thinking”, después harán prototipos de función crítica. “Con base en preguntas que los usuarios de librerías ayudan a contestar, construimos un prototipo con materiales que tenemos a la mano y se los presentamos para determinar su aceptación. Si resulta positivo, seguimos sobre esa línea para diseñar y mejorarlo”.
Insisten que están en el inicio del proyecto, “por eso tenemos tantas ideas, pero no hemos concretado alguna”. Esperan, a principios de este año, “definir las líneas a seguir, ya que el trabajo debe estar terminado en junio”.
Además de los alumnos mencionados, el proyecto cuenta con la participación de los profesores Arturo Treviño Arizmendi y Luis Equihua Zamora, del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI), así como de Vicente Borja Ramírez, Marcelo López Parra y Alejandro Ramírez Reivich, académicos de la Facultad de Ingeniería.