La ciudad de Comitán, Chiapas, fue testigo, al finalizar diciembre, del arribo de los 40 ciclistas que emprendieron una cruzada por la conservación a través de la Expedición Salva Lacandona.
La caravana arrancó del valle de Ocosingo el pasado 16 de diciembre para dar paso a un recorrido de seis días a través de selvas, bosques, montañas, lagunas y ríos enclavados en las comunidades del sureste chiapaneco.
El evento fue coordinado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). El propósito: apoyar a las comunidades rurales e indígenas asentadas en las regiones que se ubican dentro de los corredores biológicos del sureste de nuestro país y promover el aprovechamiento sustentable y la conservación de sus ecosistemas.
“Nos importaba muchísimo demostrar que es posible hacer otro tipo de turismo, un turismo que combine el deporte con el apoyo a las comunidades, y éstas nos recibieron con los brazos abiertos”, declaró el maestro Pedro Álvarez Icaza, coordinador de Corredores y Recursos Biológicos de la Conabio (quien también participó como ciclista de montaña durante la expedición).
Esta travesía que es primera en su tipo, quiso promover la inigualable belleza del paisaje chiapaneco y permite conocer la realidad en la que viven comunidades poseedoras de sólidas tradiciones culturales y numerosas historias de lucha. Indígenas tzeltales, tojolabales y lacandones, conforman parte del mosaico humano de esta región.
Para concluir, Álvarez Icaza expresó: “El turismo de naturaleza juega un papel estratégico en la conservación de los ecosistemas para muchas poblaciones rurales. Sin la belleza que encierran sus selvas y bosques, tampoco habría visitantes”.
Fuente: Redacción Teorema Ambiental