La hija del guerrillero argentino Ernesto Che Guevara (1928-1967), Aleida Guevara March, dijo que es una “tarea titánica” llenar de contenido la imagen de su padre, convertida en objeto comercial.
“Este sistema (capitalista) vende todo lo que pueda ser vendido”, dijo la médica de 51 años, que vive en Cuba y viajó a México a presentar dos libros sobre el revolucionario.
“Hemos logrado un poco controlar esto, pero es muy difícil, porque en muchas partes del mundo siempre hay alguien que se le ocurre la idea de hacer una taza, un vino con la imagen del Che”.
Para la hija del Che, no hay diferencias entre el mito y el hombre real cuando se logra llenarlo de contenido. “Si la dejas vacía, es solamente eso: una imagen de un hombre bonito, buenmozo”.
Y señaló que el Centro de Estudios Che Guevara de La Habana trabaja para que la gente, en especial los jóvenes, lo tenga presente “por él, no como una imagen o un icono masivo”. Es “una tarea titánica. Estamos en eso y vamos a seguir en eso”.
Guevara March es la mayor de los cuatro hijos que el Che tuvo con su segunda esposa, la cubana Aleida March. Vivió con su padre sólo unos pocos años hasta que el guerrillero dejó Cuba para irse al Congo cuando ella tenía cuatro años y medio.
Su visita a México tuvo como objetivo presentar los libros Evocación. Mi vida al lado del Che, escrito por su madre, y Otra vez. Diario del segundo viaje por Latinoamérica, del propio Guevara, que ya fueron presentados en los últimos años en otros países.
“El Che es su mejor biógrafo”, señaló su hija. “Si queremos saber quién es el Che, yo pienso qué mejor leerlo a él”, ya que fue escribiendo desde los 17 años las cosas más importantes de su vida.
Sobre la relación entre sus padres, Guevara March señaló que Aleida March era una mujer revolucionaria de origen campesino que amó al Che y tuvo que hacer el sacrificio de vivir alejada de él poniendo por delante sus ideales.
“Ella sufrió mucho, mucho. Yo nunca vi a mi mamá llorar tan desesperadamente como al momento en que me da la noticia de la muerte de mi papá”, contó Guevara March.
Y añadió: “No tengo recuerdo de una caricia entre ellos, eran muy reservados en ese sentido. Y sin embargo, tuvieron un amor intenso que perduró en el tiempo”.
(Fuente: Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba)
Enviado a nuestra redacción por la revista digital Protocolo