Por Salvador Flores Llamas

El 7 de enero cumple la Escuela Superior de Música Sagrada de Morelia 100 años de fundada por el padre José María Villaseñor, que fue su alma hasta su muerte en septiembre de 1961.

Lleva a recordar la armonía en actos litúrgicos de la catedral, los conciertos sinfónicos y de los Niños Cantores de Morelia, que en el ex convento de Las Rosas entonaban melodías bellísimas, como el villancico Por el valle de rosas, del maestro Miguel Bernal Jiménez y letra de Julio Alarcón y Meléndez:

Por el valle de rosas/ de tus mejillas/ corren dos arroyitos/ de lagrimillas. Déjame, deja/ déjame, deja/ que yo la sed apague/que me atormenta.

Duérmete, Jesús mío,/ duerme en mis brazos/ y no llores, no llores/ por mis pecados./ Déjame, deja/ déjame, deja/ y aunque llorar me sientas/ no te despiertes.

La escuela fue en un principio Orfeón de la Liga Eucarística Guadalupana, luego Orfeón Pío X y tuvo maestros destacados como José Urbina Ortiz, primer director; Ignacio Mier Arriaga y Felipe Aguilera Ruiz.

En 1921 el arzobispo Leopoldo Ruiz y Flores lo convirtió en  Escuela Oficial de Música Sagrada de la Arquidiócesis de Michoacán e impartió clases de canto gregoriano, composición y órgano, tituló  los primeros egresados de maestros; para entonces su orfeón había dado más de 130 conciertos en Morelia y diversas partes del país.

Desde el inicio se hizo cargo de los actos litúrgicos de la catedral, mediante voces mayores y el Coro de Infantes, para cuya educación fundó la primaria “Mariano Elízaga”; luego se amplió a secundaria y preparatoria, sostenidas providencialmente por el Sr. Villaseñor.

De quien hay por demás muestras de su esencia espiritual. Una vez que se le notaba nervioso fuera de su oficina, le preguntaron qué le preocupaba: Casi nada, hoy desayunamos, pero no sé si comeremos, y estoy esperando una solución.

En eso silbó el cartero, y entre la correspondencia llevó una carta con un giro postal, que mandó cambiar de inmediato y dijo: “La Providencia Divina nunca falla”. 

En 1924 Mons. Ruiz y Flores envió a Roma a estudiar canto gregoriano al P. Ezequiel Iriarte y a Felipe Aguilera, y el Sr. Villa  al alumno Miguel Bernal Jiménez en 1928, que regresó con los títulos de doctor en canto gregoriano, maestro en composición sagrada y órgano y fue pilar de la institución.

Los tres reforzaron la docencia en la escuela, que en sus bodas de plata, en 1934 incluyó a los alumnos destacados Jesús Núñez, Jesús Arcos, Domingo Lobato, Paulino Paredes y Nicolás Rico.

En 1926 su alma y sostén , el Señor Villa, como se le llamó con cariño, fue nombrado canónigo del cabildo moreliano, del que llegó a deán, y a partir de1936 fue auxiliado por el P. Marcelino Guisa, de secretario de la escuela.

En ésta se formó el Coro Nacional, dirigido por Bernal Jiménez para el Cincuentenario de la coronación de la Virgen de Guadalupe, en 1945.

En 1949 fue contratado el Mtro. Romano Picutti, ex director de los Niños Cantores de Viena, para fundar los Niños Cantores de Morelia, que tanto renombre dieron a esta ciudad y a México con conciertos en numerosos países.

Hay muchos egresados sobresalientes de la ESMSM: Vicente Ortiz, Silvino Jaramillo, Primo Cuautli, Jesús Hurtado, Jesús Carreño, Bonifacio Rojas, Felipe Ledesma, Celso Chávez, Macedonio Sierra, José Zavala, Luis Rivero, Luis Berber, Delfino Madrigal, Francisco Martínez, José Hernández Gama, Roberto Oropeza, Francisco Domínguez, Juventino Arriaga,Tarsicio Medina, Rubén Valencia, entre otros.

Dispersos en gran parte de nuestro territorio contribuyen a enriquecer la cultura musical sagrada, profana y popular, y aun en el extranjero, como el Mtro. Luis Berber, quien fundó el coro de Niños Cantores de Fort  Worth, Texas, tras haber sido director sustituto de los de Morelia.

Mención especial merece el Mtro. Alfonso Vega Núñez, eminente organista,  maestro de numerosos alumnos y pilar de festivales que hoy prestigian a su patria chica y a México.

(Ante la incomprensión de las autoridades, falta de recursos y la traición de algunos de los suyos, el entonces director de la escuela, el P. Marcelino Guisa hubo de cerrar sus puestas en 1982).

Empero, queda el inmarcesible testimonio de haber sido alma musical de la capital de Michoacán, sede de festivales nacionales e internacionales, lustre de la cultura mexicana.

Deseamos a los lectores una Navidad insuperable con otro villancico precioso de Bernal Jiménez:

Mañanita de invierno,

día de nieve,

sin pajaritos nuevos,

sin hojas verdes.

Un Niño está sin ropas

en un Pesebre.

Letra de Concha Méndez