La muestra Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade se exhibe en el Museo Nacional de Antropología.
En China y Mesoamérica antiguas, el jade fue considerado una piedra preciosa, incluso más preciada que el oro o la plata en occidente, pues con ella se manufacturaron objetos vinculados a las clases gobernantes y a la parafernalia ritual; 220 de estas valiosas piezas, creadas por ambas civilizaciones, podrán admirarse por única ocasión en el Museo Nacional de Antropología, en la ciudad de México.
En el marco de los 40 años de relaciones diplomáticas entre México y la República Popular China, ambos gobiernos a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y el Museo del Palacio, de Pekín, hacen posible la exposición Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade.
Para esta muestra, el Museo del Palacio (que está basado en el antiguo Palacio Imperial, también conocido como la Ciudad Prohibida), seleccionó 120 piezas (juegos), las más representativas de su colección de jade, compuesta por más de 30 mil objetos, y que pertenecen a las culturas del periodo Neolítico, desarrolladas a lo largo y ancho de China, así como a las diversas épocas dinásticas, de manera que se abarca un lapso de más de ocho mil años.
El INAH, por su parte, reunió también un centenar de obras, procedentes en su mayoría de los museos Nacional de Antropología y del Templo Mayor, así como de la Zona Arqueológica de Teotihuacan; el resto proviene de los museos regionales de Yucatán, Campeche, Chiapas y Tabasco, del Museo de Antropología de Xalapa y de la delegación del INAH en Veracruz.
Así, en Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade, la tradición lapidaria en la antigua Mesoamérica está representada con objetos de las civilizaciones olmeca, teotihuacana, maya y mexica, con alrededor de tres mil años de desarrollo cultural, que va del periodo Formativo Temprano (1600-900 a.C.) al Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.).
En recorrido con los medios de comunicación, el coordinador del proyecto, Miguel Báez, explicó que el montaje a cargo de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del INAH, se divide en cinco secciones que ilustran las cualidades físicas y las características técnicas de su talla, sus diversos usos y los matices simbólicos vinculados al mismo, con el fin de que el público pueda establecer semejanzas o diferencias.
En ese sentido, la doctora Xu Lin, investigadora del Museo del Palacio, explicó que es en el último módulo: Caminando hacia la otra vida, donde queda establecida una de las principales concordancias en cuanto al uso que, en China y Mesoamérica, se le dio al jade, el de acompañante de personajes de la elite al momento de la muerte.
“En China antigua se creía que el jade y la mortalidad estaban estrechamente ligados, se pensaba que el colocar piezas realizadas con este mineral (la nefrita, en particular), como parte del ajuar funerario, permitiría que el espíritu de la persona llegara a su destino. Por esa razón, el ropaje del muerto podía estar confeccionado con jade, bajo la idea de evitar la putrefacción del cuerpo, y también se colocaban tapones en ojos, oídos y boca, para evitar que ‘el alma escapara’.”
Diana Magaloni, directora del Museo Nacional de Antropología y co-curadora de la exposición por la parte mexicana, subrayó esta concepción al detallar que en las culturas mesoamericanas, el jade representaba el agua petrificada, es decir, la vida que trasciende la muerte. “Los mesoamericanos tenían conciencia de nuestro tránsito por el mundo, y para ellos, el jade —característico por su dureza y su resistencia— siempre iba a conservar ese color del agua petrificada.”
Con esta creencia, gobernantes mayas del periodo Clásico (300-900 d.C.) eran ataviados incluso con máscaras de jade; en la exposición se exhibe la que cubrió el rostro inerte de “Garra de Jaguar”, quien gobernó la ciudad de Calakmul, en el siglo VII d.C. También sobresale la representación del rostro del dios de fuego Xiuhtecuhtli, que formó parte de la caja (tesoro personal) de Moctezuma I, tlatoani mexica.
La importancia de Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade, radica en que es el primer acercamiento entre las dos culturas del jade (una tercera es la maorí de Nueva Zelanda), creando así un nuevo terreno de investigación comparativa desde una visión más amplia. Tras su permanencia en nuestro país, la exhibición viajará al Museo del Palacio, en la capital china, donde se apreciará entre julio y octubre del presente año.
Del Museo del Palacio destaca un Jue, objeto de pequeñas dimensiones en forma de anillo, una de las representaciones más primigenias de un dragón, animal fantástico adorado en China, es la pieza más antigua de la exhibición con más de siete mil años. Otra obra sobresaliente es la representación de una montaña en que se observa el proceso de extracción del jade.
Discos bi (indicadores de alto rango) y congs (tubos prismáticos), anillos esgrafiados, puñales, hachas, vasos ceremoniales, cinceles, instrumentos musicales, representaciones de cabezas humanas y falos, puntas de flechas y cabezas de lanza, refieren el contexto ritual en que fueron utilizados estos artefactos, particularmente durante el periodo Neolítico (8000 al 2000 a.C.).
Tallas en nefrita que representan animales reales y fantásticos, vasos para vino, tazones, cucharas, teteras, incensarios, platones, floreros, instrumentos para la escritura… son testimonio de cómo el jade comenzó a ser utilizado con fines utilitarios a partir de las primeras dinastías, cuya máxima expresión se reflejó en las tradiciones Ming y Ping (1368 a 1912 d.C.).
En lo que respecta al mundo mesoamericano, pendientes, pectorales, discos, teselas, orejeras, pinzas, hachas, punzones, cetros, collares, brazaletes, placas, sartales y máscaras, aluden al alto rango de quienes los portaron: sacerdotes y gobernantes, a su uso en complejos rituales y a su aprecio como “piedra preciosa” o chalchihuitl.
Piedras del Cielo. Civilizaciones del jade permanecerá en exhibición del 31 de marzo hasta finales de junio próximo, en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Nacional de Antropología (Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec). Horario: martes a domingo de 9:00 a 19:00 horas. Costo: 57 pesos (acceso incluido en el boleto de entrada al museo). Entrada libre a maestros, estudiantes, niños menores de 13 años, pensionados, jubilados, maestros y estudiantes con credencial vigente. Domingo: entrada gratuita a público nacional y extranjeros residentes.
Revista Protocolo