En México han ocurrido 11 mil 515 sismos entre el primero de enero de 2009 y el tres de mayo de 2012, afirmó Sara Ivonne Franco Sánchez, técnica académica del Servicio Sismológico Nacional (SSN), adscrito al Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
Según las estadísticas, en 2009 sucedieron dos mil 182 temblores; en 2010, tres mil 402; en 2011, cuatro mil 162 y, en lo que va de 2012, mil 769. “Aunque las cifras crecen, no significa una mayor sismicidad del país, sino un aumento en la detección y divulgación de estos fenómenos”, aclaró.
En una plática sobre estos eventos, en el auditorio Emilio Rosenblueth del Instituto de Ingeniería (II) de esta casa de estudios, Franco Sánchez precisó que la mayor detección se debe a que en 2010 se añadieron cuatro estaciones a la red del SSN para monitorear la sismicidad en la península de Baja California, cinco más en Chiapas, una en el centro del país, y otra en Mérida, Yucatán.
En el 2011 se instalaron dos más, una en Monterrey, Nuevo León, y otra en la Universidad de la Montaña, en Guerrero.
Cada estación está equipada con sensores sísmicos y sistemas de posicionamiento global (GPS) para medir el deslizamiento de las placas tectónicas.
En 32 años, 19 sismos grandes
Franco Sánchez indicó que, entre 1980 y 2012, en el país se han registrado 19 eventos de magnitud mayor a siete (los llamados “sismos grandes”), aunque nuestra memoria solamente recuerde algunos, como el de 1957 –en el que se cayó el Ángel de la Independencia- y el de 1985, que causó una tragedia nacional.
La ocurrencia de uno de magnitud mayor a siete, como el del pasado 20 de marzo, genera mayor sensibilidad entre la población y más información en los medios de comunicación. “Crea mucha expectativa y varias réplicas, lo que coopera para tener la sensación de que está temblando más”.
Por su parte, Mario Ordaz Schroeder, investigador del II, aclaró que, en promedio, en el país no hay más actividad de acuerdo con las estadísticas históricas, pero no ocurren de forma uniforme en el territorio nacional.
En la Ciudad de México hubo más de 20 años tranquilos, y ahora comenzaron a ocurrir más en esta zona. “El último causó daños en la urbe fue el 25 de abril de 1989, hace 23 años, y el evento fuerte más reciente en esta zona fue el pasado 20 de marzo”.
“Creo que para estar preparados, no es necesario predecir estos eventos; sabemos que continuarán registrándose, quizá habrá dos de magnitud siete por año, y alguno nos va a tocar. Así que debemos proceder como si supiéramos que pronto va a ocurrir, todos los días, y tener las precauciones si vivimos en zonas de riesgo”, concluyó.