Una teoría sugerida hace 20 años, llamada teoría energética propone que la inversión en caracteres sexuales llamativos desfavorece el resto de las funciones biológicas, como el sistema inmune. Para corroborarlo el doctor Alejandro Córdoba, investigador del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tomó como modelo a las libélulas.
En esta investigación se buscó explicar por qué los machos se parasitan más que las hembras, y comprobar sí realmente los machos priorizan su inversión de energía en mejorar sus características sexuales.
Para esta investigación capturaron una población de cerca de 10 especies de libélulas, entre ellas: A. anceps, H. americana, A. Extranea y A. harknessi, de distintas edades. Para poder explicar por qué los machos tienen más parásitos que las hembras los investigadores manipularon la cantidad de parásitos al hacerles beber agua de río contaminada, a otro grupo les dieron de beber agua limpia para determinar así, el grado de supervivencia de cada especie. En este experimento se observó que las hembras son menos vulnerables a tener parásitos y viven más que los machos.
En el siguiente experimento que realizaron los científicos, crearon cuatro grupos por cada especie de libélulas, además los dividieron en machos y hembras. Las variables fueron las siguientes: a) alimentado con parásitos, b) no alimentado con parásitos, c) alimentado y controlada la cantidad de parásitos, y d) no alimentado y controlada la cantidad de parásitos. En este experimento los resultados mostraron que aunque había machos mejor alimentados seguían parasitándose más y muriendo más pronto que las hembras.
¿A qué se debe que los machos, pese a estar bien alimentados continúen muriendo tan jóvenes? Según el doctor Alejandro Córdoba los machos bien alimentados con “energía extra” destinaron ese plus a aumentar su masa muscular en el tórax, lo que les permite volar por largo rato y así aumentar sus posibilidades de encontrar pareja.
“Producir estas características no es trivial, y todas ellas tienen un alto costo energético que tiene un impacto en la salud. Los machos libélula con poco presupuesto energético tienen que destinar mucho en mejorar sus características sexuales para que les garanticen un éxito reproductivo. Para las hembras, según Córdoba, el balance energético es muy distinto, ya que su éxito reproductivo está garantizado y de hecho invertirán más en el desarrollo de su sistema inmune, aunque lo anterior varía dependiendo de la especie y el ambiente“, explicó el especialista quien obtuvo en 2006 el Premio de Investigación que otorga la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) por su trabajo sobre el comportamiento sexual de los insectos.
“Estas diferencias sexuales conducen a distintas trayectorias e historias de vida. Imaginemos una especie en la que desde pequeños, van destinando su energía a lo que va a ser su futuro, las hembras ahorrarán e invertirán en su sistema inmune y los machos no.”
Según esta investigación, en el caso de las libélulas los machos seguirán priorizando el éxito sexual a costa de su respuesta inmune.