Orgulloso de sus raíces nahuas, Gilberto Santos Hernández obtuvo el grado de licenciado en Matemáticas en esta casa de estudios, con su tesis “Lugares Geométricos”, con la que pretende promover el gusto y el interés por esta ciencia, principalmente entre los estudiantes de nivel medio superior.
Su trabajo de titulación, que le valió mención honorífica, muestra una serie de ejemplos de geometría analítica mediante la utilización de fórmulas algebraicas, en las que se pueden encontrar todos los pasos para desarrollarlos. Los resultados son verificados a través del software GeoLab (desarrollado por el Instituto de Matemáticas), que permite hacer animaciones y ver cómo se modifican y ejecutan los llamados “lugares geométricos”.
Para Gilberto, el apoyo y los campos de trabajo para esta área son aún limitados, incluso en la enseñanza existe poca motivación para los estudiantes, “muchas veces ni los maestros entienden lo que enseñan y no te motivan a desarrollar el gusto por las matemáticas; además, sería bueno que hubiera más lugares para trabajar”, dijo.
Es originario de la Sierra Norte de Puebla, tuvo que emigrar a los 18 años de edad para buscar las oportunidades de estudio que en su comunidad no existen. Tardó alrededor de tres años en acostumbrarse a vivir en la Ciudad de México, lejos de su familia; con su habilidad para aprender rápidamente y las ganas de superación, empezó a destacar por tener un alto promedio.
Aunque fue difícil abandonar su comunidad, hoy no tiene planes de regresar por las escasas oportunidades de empleo, “mi interés ahora es ingresar a la maestría en Ciencias Matemáticas, posteriormente al posgrado, y trabajar en la UNAM como investigador”, comentó.
Al ser el náhuatl su lengua materna, Gilberto fue miembro del Sistema de Becas del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC), que en la actualidad apoya económicamente y con asesorías a 550 jóvenes provenientes de diversas comunidades indígenas del país. Este año serán 600 becarios quienes contarán con el mismo beneficio para concluir su educación profesional.
“El programa aportó mucho para mi preparación; además de la parte económica que me proveían, también me proporcionaban tutorías, y la encargada del grupo en el que estaba asignado me cuidaba no sólo en el aspecto económico, sino en el psicológico”, concluyó.