Durante su participación en el Coloquio Internacional La Etnografía y los desafíos del México Contemporáneo, el investigador refirió que durante el último siglo la antropología mexicana ha pasado por distintas situaciones, desde ser considerada como la reina de las ciencias sociales hasta pasar por periodos de crisis. En este momento se encuentra robusta y sólo le falta reinstalarse en el debate público, expresó el catedrático Claudio Lomnitz, al dictar la conferencia magistral “La etnografía y el futuro de la antropología mexicana”.

En el encuentro académico, que se llevó a cabo en el Museo Nacional de Antropología (MNA) con motivo del 75 aniversario del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Lomnitz explicó que será a través de la etnografía que la antropología podrá retomar su lugar en la sociedad mexicana, y volverá al debate público, siempre y cuando utilice nuevas estrategias de colaboración y diálogo con otras disciplinas.

La antropología, subrayó, tiene su fortaleza en la etnografía que durante un siglo se ha ocupado por entender a las instituciones como un sistema interrelacionado, y por ubicar y describir el sentido de las categorías de las sociedades de manera sensible a su contexto. Lo fundamental es que la antropología pueda incrementar su participación en el debate público debido a su largo compromiso histórico con la etnografía, que ha sido sensible a cada paso a las innovaciones a nivel del pensamiento social.

Eso no será sencillo, dijo, porque los éxitos pasados de la etnografía resultaron de la construcción de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), el Instituto Nacional de Antropología e Historia, y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores (CIESAS). Ahora se requiere de un esfuerzo para que estos centros tengan una vocación interdisciplinaria.

Lomnitz puntualizó que sin estrategias reales de colaboración será difícil demostrar la importancia de la antropología en la discusión contemporánea. “Se debe mostrar la vigencia de la etnografía para la interpretación de la realidad actual”.

En su conferencia, el especialista hizo también un recorrido por los distintos momentos por los que ha pasado esta disciplina en México, y destacó que el modelo de éxito de la antropología mexicana se materializó con los proyectos del Valle de Teotihuacan emprendidos por Manuel Gamio en 1921 y la construcción del Museo Nacional de Antropología, pero tiempo después se agotó.

En la década de 1980 llegó el momento de crisis para la antropología mexicana, cuando en el debate nacional el lugar de los antropólogos fue ocupado por los economistas y estadistas, refirió Claudio Lomnitz.

Asimismo, dijo, la estrategia de los estudios culturales, representada en forma más cabal con la escuela de Néstor García Canclini, fue otra corriente de la antropología en las décadas de caída del prestigio disciplinario.

Por otra parte, el catedrático comentó que la obsesión de los estudios culturales con los fenómenos emergentes resultó más interesante en los momentos de cambio acelerado, como en los años 80 y 90 del siglo pasado.

Consideró que la antropología del futuro necesitará obligadamente ubicar sus datos en relación con un mar de estadísticas, lo que la etnografía de dichas décadas no consiguió desarrollar.

Finalmente, Lomnitz reiteró que en México hay una antropología robusta, pero necesitada de demostrar para qué sirve como antaño lo hicieron Manuel Gamio, Antonio Caso, Arturo Álvarez y todos los antropólogos que dieron gloria.