Con la participación de más de cien especialistas, provenientes de instituciones académicas de México, España, Argentina, Chile, Perú y Estados Unidos, este semana se lleva a cabo en el Museo Nacional de Antropología, el II Congreso Internacional Etnohistoria de América: nuevos enfoques, resultados y perspectivas, para adentrarse en una disciplina que ha diversificado su campo de interés e investigación.

Al inaugurar el encuentro, Teresa Franco, directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), hizo hincapié en el papel que la institución ha jugado en el desarrollo de los estudios etnohistóricos en el país, donde esta disciplina cuenta con una larga tradición, en un principio “impulsada por la necesidad de aprovechar los conocimientos sobre el descubrimiento y poblamiento de América, fenómeno de gran trascendencia”.

Las 120 ponencias que se dictarán hasta el próximo 7 de noviembre, dijo, son muestra de esta diversificación de la etnohistoria, lo que obedece también a su carácter interdisciplinario, nutriéndose de la historia, la antropología física y social, la lingüística e incluso la arqueología.

De ahí que los ejes de este II Congreso Internacional Etnohistoria de América vayan del análisis de los códices y crónicas a las adaptaciones al medio, la demografía y las políticas de población, mestizaje y rebeliones, los sistemas de trabajo y los modos de producción, así como las formas de organización social, de dominio y la guerra.

La titular del INAH destacó que la realización de este segundo congreso es ejemplo de la continuidad y el impulso que la etnohistoria tiene en la Iberoamérica actual. A diferencia de los seis ejes temáticos en torno a los cuales giró el primer congreso efectuado en 2011, bajo la perspectiva de analizar “los problemas del pasado americano”, ahora son 20 los temas que agrupan las conferencias.

Entre los de temas se encuentran: Iconografía prehispánica, Códices, Cartografía, Registro del territorio y tenencia de la tierra, Hacia los 500 años de la destrucción de Tenochtitlan, Esclavitud y población afroamericana, Nobleza y señores indígenas en el sistema colonial, Inquisición, magia y brujería y Población y poblamiento.

“Estoy segura que en esta semana se escucharán importantes contribuciones al conocimiento de los pueblos originarios americanos, de las poblaciones culturalmente diferenciadas y de los nuevos sujetos y objetos que la propia disciplina está definiendo”, expresó la directora general del INAH.

La inauguración del II Congreso Internacional Etnohistoria de América, fue el marco para recordar a la arqueóloga Beatriz “Tita” Braniff, quien falleció a finales de 2013. Teresa Franco señaló que se trata de una “figura que dejó huella” no sólo en la institución, de la que fue investigadora emérita, sino dentro de la arqueología mexicana.

Cuauhtémoc Velasco, director de Etnohistoria, reconoció en “Tita” Braniff a una experta que se opuso a las definiciones fáciles, o por exclusión, promoviendo la utilización de conceptos como el de Gran Chichimeca, como área cultural, en sustitución del binomio Ariodoamérica-Oasisamérica.

Asimismo, recordó, en campo prefirió regiones apartadas y sitios modestos; mientras en su obra —reflejo de su rectitud, espíritu crítico y determinación— “podemos acercarnos al mundo real y diversificado de los múltiples grupos que ocuparon el norte y sus distintas maneras de adaptarse al medio”.

Tras la inauguración del II Congreso Internacional Etnohistoria de América, que contó con la presencia de Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología, y de Diego Prieto, coordinador nacional de Antropología del INAH, se dio paso a las conferencias, con una aproximación a la empresa conquistadora de Francisco de Ibarra en el noroeste de Nueva España, a cargo de Fuensanta Baena Reina.

Para la investigadora de la Universidad de Granada, el conquistador llevó a cabo uno de los procesos de expansión más grandes en Nueva España en el siglo XVI, el cual sirvió, por un lado, “para frenar el marcado poder que Nueva Galicia estaba alcanzando y que ensombrecía al propio gobierno virreinal. Igualmente, se lograba afianzar la presencia española asegurando el poblamiento de Culiacán con las villas de San Juan Bautista y la de San Sebastián, en Chametla, así como numerosos reales de minas”.

Conchas y caracoles. Ese universo maravilloso

Con motivo de este encuentro fue inaugurada la exposición Conchas y caracoles. Ese universo maravilloso, en el vestíbulo del Auditorio Fray Bernardino de Sahagún. Las fotografías de Martha Alicia López Díaz muestran al visitante piezas de diversas culturas prehispánicas, que dan cuenta del aprecio que tenían por los materiales malacológicos.

En la exposición, basada en los estudios de la doctora Lourdes Suárez Diez, se observan pectorales decorados en altorrelieve, collares de cuentas, brazaletes, pendientes, orejeras y narigueras, entre otros, y sobre los cuales se aplicaron distintas y variadas técnicas: desgaste, calado, canalado y/o esgrafiado. Éstos tenían, además de una función suntuaria, un simbolismo religioso, pues se portaban en relación con las características de ciertas deidades.