La química en el rastreo de las actividades del pasado o para entender cómo se producen y se distribuyen las drogas de diseño en la calle, fueron algunos de los ejes temáticos que destacados investigadores de El Colegio Nacional abordaron durante el simposio “La Química: El funcionamiento del universo, los seres vivos y las actividades humanas”.
La actividad realizada ayer y que estuvo bajo la coordinación de los doctores Eusebio Juaristi y Linda Manzanilla, contempló un total de 10 conferencias todas ofrecidas por miembros de la institución. Las primeras cinco ponencias estuvieron a cargo de los doctores Manuel Peimbert, Mario Molina, Jaime Urrutia, Francisco Bolívar y el propio Juaristi, quienes hablaron de la presencia de la química en las áreas de astronomía, química, geofísica y biotecnología.
En la segunda parte de la jornada, la doctora María Elena Mora abordó la plática “La química de la calle. Drogas de diseño”. Explicó que las drogas sintéticas son sustancias que emulan los efectos de las drogas que tienen origen natural, tal es el caso del LSD, cuyos efectos son similares a los producidos por el peyote o los hongos alucinógenos, pero la respuesta del organismo ante las drogas sintéticas es más intensa.
Recodó que el desarrollo de los estimulantes en un inicio fue con fines terapéuticos y después fueron utilizados sin prescripción médica, un ejemplo de lo anterior es el éxtasis, una droga que llegó al continente americano desde Europa. Esta sustancia se utilizaba en las terapias sexuales porque estimular la capacidad de las persona de comunicarse a un nivel afectivo, posteriormente alcanzó popularidad para su venta en las calles.
La directora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” mencionó que la producción de metanfetaminas se debe a que la cocaína era de las principales drogas que se consumían y como se producía en la región andina, el traslado incrementaba el costo. En este sentido agregó que las metanfetaminas tienen un efecto similar a la cocaína y en vista de que son drogas sintéticas que se pueden producir en laboratorios caseros, sustituyeron a la cocaína.
“México consume más cocaína que estimulantes tipo anfetamínico porque somos la vía de paso para el mercado americano. Sin embargo, estas sustancias representan un reto para el control internacional, en especial la venta de drogas sintéticas vía internet. Por ello, el monitoreo continuo y el conocimiento de las razones que llevan a las personas a consumir estas sustancias, contribuye al desarrollo de estrategias para prevenir el uso de diferentes drogas”.
Un paseo por la medicina y la mente
El doctor Ruy Pérez Tamayo durante la charla “La Química y la Medicina”, abordó dos momentos históricos en los que la química y la medicina se complementaron de manera inigualable. “Antes de la química, la medicina primitiva era inicialmente mágico-religiosa, y de acuerdo con esta idea, las enfermedades obedecían a causas divinas que requerían de prácticas mágicas para la cura”.
El especialista hizo una breve recapitulación para explicar las ideas históricas en torno al origen de las enfermedades, y calificó el surgimiento de la escuela hipocrática como el descubrimiento más importante de la medicina, pues planteó la idea de la enfermedad como un fenómeno natural. “Hasta los principios del renacimiento la química tuvo muy poca relación con la química, mientras que la astrología y la alquimia eran intrínsecas a ella”.
El otro momento de encuentro histórico de la medicina con la química, es el descubrimiento del ADN, ya que a partir de éste y otros avances podemos esperar, dijo, un día, hablar de un tratamiento personalizado.
El tema de las neuronas también está en el área de la química y la medicina, al respecto el doctor Ranulfo Romo explicó, como parte de su ponencia “Las moléculas de la mente”, que el interés por estudiar la relación entre las neuronas y algunos agentes químicos nace de la curiosidad por observar cómo se comunican nuestras neuronas.
Siguiendo este camino, el investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM descubrió la manera en la que un impulso genera la percepción, ésta es llevada a la memoria y con ello se toma una decisión. Entender este proceso, en el que intervienen distintas moléculas químicas, constituye la más completa descripción de cómo los circuitos cerebrales se enlazan con la memoria antes de la toma de una decisión.
“No hay moléculas de la mente, lo que estudiamos los neurobiólogos es cómo se llevan a cabo los procesos mentales, que no son más que circuitos cerebrales constituidos por neuronas, células gliales y moléculas clave llamadas: neurotransmisores”.
La química del pasado
En el estudio de una ciudad como Teotihuacán, que es una excepción en Mesoamérica porque no hay textos de cómo funcionaba, la química permite rastrear las actividades del pasado a través del análisis de instrumentos, desechos, materias primas, polen, semillas, macrorestos botánicos, espacios arquitectónicos, restos óseos humanos y compuestos químicos impregnados en los pisos y lugares de ocupación.
La doctora Linda Manzanilla Naim, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, mencionó que los arqueólogos modernos tienen una perspectiva “casi forense” para tratar de identificar paquetes funcionales o áreas de actividad -zonas de molienda, cocción de alimentos, áreas rituales, áreas de producción de cerámica, áreas de rituales funerarios, etcétera, y que el análisis químico ayuda a establecer la actividad que se repitió, de manera continua, en determinado espacio.
En la conferencia “La química, un indicador de actividades del pasado”, Manzanilla explicó que en Teotihuacán existió la vivienda multifamiliar, un conjunto habitacional en el que convivían familias de diferentes niveles sociales. Mencionó que junto con su equipo de trabajo rastrearon el territorio doméstico de tres familias y con diversos análisis químicos en los restos arqueológicos fue posible detectar qué espacios eran cocinas y cuáles almacenes. También detectaron que cada una de las tres familias tenía un espacio ritual; la familia principal del conjunto de clase baja le rendía ritual a la deidad de las tormentas, mientras que la familia más pobre daba tributo a un conejo.
Música, un regalo de colofón
El evento, celebrado en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, concluyó con la “Conferencia-concierto Borodin (1833-1877) ¿Músico o químico?”, coordinada por el doctor Adolfo Martínez Palomo. El concierto estuvo a cargo de Verónica Alexanderson, mezzo-soprano, Vladimir Sagaydo en el cello y Farizat Tchibirova en el piano.