“Es como un árbol al que se le quita la tierra y empieza a moverse”. Con esta analogía Javier Portilla Robertson, coordinador de Patología Bucal de la Facultad de Odontología (FO) de la UNAM, ilustró la condición crónica y progresiva de soporte de las piezas dentales que son deterioradas por el tabaquismo.

“Fumar produce una vasoconstricción (vasos sanguíneos de la encía), es decir, de los diminutos conductos que llevan sangre a la encía, a los dientes y al soporte de los mismos. Son muy pequeños, y fumar los estrecha y los cierra, por lo que existe una ausencia de nutrientes, similar a los diabéticos. Justo en esos tejidos que requieren mucho sustento”, señaló en el marco del Día Mundial sin Tabaco, que se conmemora este 31 de mayo.

Ello, junto a la mala higiene bucal y factores genéticos provocan que, en un plazo variable, los tejidos de soporte del diente y la encía se inflamen e infecten, lo que da lugar a la llamada enfermedad periodontal (periodontitis), padecimiento del órgano de soporte y detención de las piezas en el hueso y la encía que recubre.

Síntomas

Portilla Robertson mencionó algunos de los síntomas de la periodontitis en fumadores, que inicia por un sangrado gingival (gingivitis) que se presenta durante el cepillado.

“Se hace crónico y progresivo, y deriva en una bolsa periodontal (espacio entre la encía y el diente). Ello merma el soporte y el ligamento que fija la pieza al hueso; entonces, ésta se afloja, el paciente presenta inflamación, sangrado y, con el tiempo, algunas de ellas, especialmente los molares e incisivos inferiores, se debilitan. El hueso decrece su capacidad de regenerarse y el paciente, irremediablemente, termina con la pérdida de piezas”, añadió.

El universitario informó que alrededor del 80 por ciento de los fumadores en México padecen enfermedad periodontal, por lo que son candidatos a perder alguna pieza.

“Después, el paciente sólo puede remitirse al uso de postizos, pues los fumadores no pueden utilizar implantes, aún si la técnica es muy socorrida y permite restaurar casi al 100 por ciento las funciones”, alertó.

Estética y aroma

Más que el mejor accesorio y una muestra de vanidad, la palidez que emerge de entre las comisuras labiales es un indicativo de salud y hábitos benignos, de la que el cigarro es factor antagónico.

“La nicotina produce manchas café obscuro en los dientes, muy adheribles al sarro, entonces éste se convierte en uno café y pardo. En la lengua aparece una mancha, como una sábana café, y por supuesto las paredes bucales (mejillas) también se pigmentan; sin embargo, lo más grave es el cáncer de lengua, en todos sus bordes y el piso de la boca. El problema es que es una modalidad que no se diagnostica a tiempo, de mal pronóstico, y empeora si se combina con alcohol”, alertó.

Aunque la halitosis es un reflejo natural de un goteo postnasal, al haber comunicación de la nariz con la parte posterior de la lengua, en donde cae una gota de moco que se descompone, el aliento de los fumadores es muy característico debido a la combinación de microorganismos con la enfermedad periodontal que produce pus.

Para combatirlo, el académico de la FO recomendó el cepillado constante en la parte más trasera de la lengua, aún si hay un reflejo de vómito. De la misma forma, sugirió el consumo de goma de mascar, preferentemente con xilitol, un edulcorante artificial.

“La goma produce la llamada “saliva estimulada”, que es más alcalina, menos ácida, tiene más iones fosfato y iones calcio; eso hace que haya menos acidez y menor tendencia a la caries. Se ha comprobado que el xilitol no permite la reproducción de estreptococos mutans, porque es un antimetabolito para este microbio, que se pega al diente y produce la placa dentobacteriana, primer paso de la gingivitis y de la enfermedad periodontal”, apuntó.