Un portafolio electrónico, desarrollado por Adelaida Flores Hernández, alumna del posgrado de Pedagogía de la UNAM, representa un recurso de aprendizaje para docentes de educación superior y una herramienta innovadora por sus ventajas didáctico-pedagógicas.
Basado en un enfoque socio-constructivista, fomenta la reflexión de la práctica profesional docente, incorpora diversas habilidades del pensamiento complejo y propicia el trabajo colaborativo, entre otras características, explicó Flores Hernández.
No se trata de un soporte físico, aclaró, sino de una plataforma virtual que proyectó como parte de su tesis de doctorado y para apoyar la formación y actualización de docentes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Su diseño y construcción “requirió un análisis, reflexión, selección y organización de aquellas evidencias y experiencias significativas que han contribuido al desarrollo profesional”, ejercicios que los llevan a una serie de situaciones de aprendizaje que contribuyen en su formación y a mejorar su práctica profesional.
El modelo, del que ya tiene resultados la también académica de la BUAP, emplea los principios tecnopedagógicos de César Coll: una dimensión pedagógica, otra tecnológica y una tercera, donde ambas interactúan.
La primera, dijo, es la selección y organización de actividades didácticas para lograr un aprendizaje significativo. Los docentes, por ejemplo, incorporan una narrativa que considera su historia profesional.
Además, analizan las aportaciones teóricas que diversos autores hacen sobre el uso del portafolio electrónico en el contexto educativo, así como la revisión de algunos ejemplos de herramientas similares usadas por otras instituciones del país y el extranjero.
Una actividad adicional consiste en la resolución de un caso relacionado con la enseñanza de la ética. Se les presenta un dilema a partir del cual reflexionan, comentan y concluyen qué harían si se les presenta esa situación en la vida real, explicó.
La dimensión tecnológica, prosiguió, son aquellos recursos electrónicos y digitales seleccionados y utilizados para el diseño y su construcción. En este caso, los docentes utilizaron la plataforma gratuita Google Site, así como videos, fotografías, presentaciones PowerPoint, entre otras herramientas.
El último rubro se refiere al uso real de la tecnología con los objetivos y actividades planteadas, es decir, si existe una relación directa del uso de lo digital con una situación de aprendizaje concreta.
El portafolio electrónico de evidencias se construyó en un seminario-taller, con la participación de profesores de la BUAP que imparten asignaturas relacionadas con la ética. De ahí, que en el curso bimodal (presencial y en línea) participarán docentes de diferentes disciplinas, como computación, estomatología y economía, entre otras.
Sobre este recurso de reflexión y formación docente, Flores Hernández destacó que, de acuerdo al análisis de contenido realizado, se verificó que los profesores desarrollaron habilidades reflexivas que les permitieron revalorar su práctica profesional.
“El uso de la tecnología debe estar en función de los objetivos didáctico-pedagógicos. Esta dualidad es importante para que incorporen nuevos recursos”, señaló.
Un tercer resultado es que la mayoría de los docentes, por la experiencia adquirida, al participar en el diseño del portafolio de evidencias (el modelo básico se adaptó a cada disciplina), lo han incorporado como recurso de enseñanza y aprendizaje en su clase.
El desarrollo, concluyó Flores Hernández, es una propuesta innovadora. Los programas de formación tradicionalmente se realizan a través de cursos, seminarios, talleres presenciales, donde se da una serie de información y actividades. En cambio, con el portafolio de evidencias, “son los profesores quienes, en grupo y de manera colaborativa, alcanzan o logran una construcción del conocimiento a partir de reflexiones y análisis de su práctica profesional”.