En los próximos días iniciará una nueva campaña de investigación científica en el cráter de Chicxulub, sitio donde hace 65 millones de años cayó un meteorito que se cree dio fin a la era de los dinosaurios y provocó además la extinción de otras especies.
Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, explicó que con esta nueva campaña de investigación se busca conocer más a fondo el origen del anillo de picos en la estructura del cráter y otras características del impacto.
“En el proyecto de este año trataremos de ver cómo surge el anillo de picos, pues siempre ha existido mucha inquietud por saber cómo se forma y qué representa, porque es una característica que separa a los cráteres grandes de los chicos”, consideró el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009.
“La parte de geofísica tal vez es conocida por las misiones planetarias pues ahora hay más datos de Marte, Mercurio, Venus, la Luna, y los cráteres de impacto son parte de sus superficies, por eso interesa ver ahora cómo ‘funcionan’ estas estructuras”.
Existen muchas teorías para explicar cómo se forman los anillos de picos, la más aceptada hasta ahora es que reflejan material que al colapsarse forma una especie de pilar que se levanta en el centro del cráter, al colapsar, parte del material cae en las orillas, mientras que en éstas también se desprende material que queda mezclado.
“Se cree que los picos, que son como una cadena de ‘montañitas’ están formados por la unión de los dos flujos, si esto es correcto, uno debería ver en la estructura este material en las dos partes, pero son materiales muy diferentes, porque el central viene de una zona mucho más profunda”, añadió Urrutia Fucugauchi.
Otro de los misterios que los científicos esperan indagar es la velocidad a la que se estrelló el asteroide, pues se trata de un factor que no ha sido dilucidado hasta ahora.
“Algunos modelos asumen que viajaba a unos 25 o 30 kilómetros por segundo. La velocidad es uno de los valores que modifica la idea del tamaño de la estructura, entre mayor sea la velocidad, la transferencia de energía cinética es más alta y entonces el impacto transfiere mucho más energía y los agujeros son mucho más grandes”, comentó Urrutia Fucugauchi.
El trabajo será realizado con un sistema de monitoreo sísmico, como el empleado por las empresas petroleras para revisar el fondo marino, lo cual les permite detectar a detalle la estructura del suelo.
“Hay varios métodos geofísicos que nos permiten estudiar las rocas y las fallas y el tipo de materiales a profundidad. Uno que ofrece imágenes en alta resolución, es el que proviene de la tecnología sísmica y en los estudios tenemos una imagen tridimensional del fondo marino”, apuntó el investigador.
“La resolución es muy buena, muy similar a la que se obtiene en la medicina. El tipo de procesamiento es muy similar y la parte de geofísica ya tiene muchos años, de hecho se usa desde mucho tiempo antes que en las aplicaciones médicas. Es como un escáner que va poco a poco por la superficie haciendo una especie de tomografía”, explicó.