Por Antonio Aspiros

Entre las ventajas de los libros digitales sobre los tradicionales en papel, están que se reducen los costos de producción, se puede actualizar su contenido de manera permanente, no existen límites de lectores como en las ediciones impresas, y se facilita la consulta y lectura de los contenidos porque cada quien decide en dónde leerlos: desde una Tablet hasta los teléfonos celulares, con diferentes tamaños de pantalla.

Así lo expuso Gloria Cienfuegos, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y experta en publicaciones electrónicas y sitios web, al presentar la ponencia ‘El valor del corrector de estilo en las publicaciones digitales’ durante el primer Concilio Nacional de Correctores.

Otras ventajas que mencionó, son que al libro electrónico se le pueden incorporar recursos multimedia -que cambian la manera de leer-, así como el menor espacio de almacenamiento que requieren y el hecho de que es posible saber en qué ciudad y país se les está leyendo y hasta la edad y el sexo del lector.

Sólo que la mayoría de los editores en medios electrónicos han puesto más atención al diseño y los atractivos multimedia de sus productos, que a la calidad del contenido.

Por ello durante décadas incluso, los correctores de estilo no han estado presentes en las publicaciones electrónicas, ni comerciales y académicas, y en consecuencia las nuevas generaciones se están acostumbrando a leer textos no cuidados.

Cienfuegos habló para decenas de correctores de estilo de diversas partes del país, que durante dos días se reunieron para conciliar en el auditorio ‘Antonieta Rivas Mercado’ de la Biblioteca de México ‘José Vasconcelos’ (Plaza de la Ciudadela, Ciudad de México) por convocatoria de la Asociación Mexicana de Profesionales de la Edición, AC (PEAC).

Y les dijo que en la producción de publicaciones electrónicas, además de técnicos y diseñadores deberían participar especialistas en letras y humanidades para lograr armonía en la presentación de los contenidos.

Insistió en la necesidad de que los correctores de estilo estén presentes en los equipos de producción hasta de las redes sociales, pues son escandalosos los errores que figuras públicas muy famosas llegan a publicar en Twitter.

En este Concilio también fue ofrecida una ‘clínica’ sobre corrección y edición de “eBooks”, a cargo del maestro en sistemas Guillermo Chávez quien se encarga de menesteres afines en la UNAM.

De acuerdo con lo que expuso, en México no existen las carreras de editor, corrector ni editor digital, por lo que todos los que se dedican a esas actividades se forman en la práctica. (Y aunque así fue en el pasado, actualmente PEAC imparte un diplomado en corrección profesional de estilo y asesoría editorial).

Además, a pesar de que la penetración de Internet ha aumentado un 15 por ciento en los dos años recientes, México está por debajo de otros países de similares condiciones de desarrollo en el acceso a contenidos digitales, dijo el ponente.

Mencionó que las dos formas que existen de hacer libros digitales son a partir de los que ya se encuentran impresos, o diseñados como tales desde un principio, pero como sea, “estamos muy cortos en el aprovechamiento de la tecnología” que ya existe para la elaboración de esos productos.

En cuanto a derechos de autor, comentó que la opción digital facilita los plagios y eso perjudica a muchos autores, pero las herramientas existentes permiten encontrar los robos de contenidos. “Lo que está en Internet no es libre o gratuito; tiene un dueño”, advirtió.