Reconocen como excepcional al galardonado por sus claras y abundantes aportaciones e investigación científica nacional e internacional en el área de la biomedicina y por el fortalecimiento de una importante tradición científica y médica con un sobresaliente impacto social en México.
Este reconocimiento me permite estar a lado de muchos de los que orientaron y enriquecieron mis años de estudiante y de médico investigador, participando en esa quimera sin explicación que es hacerse preguntas ante la enfermedad y sufrimiento de un paciente, dijo Jorge Carlos Alcocer Varela al recibir el Premio Heberto Castillo de la Ciudad de México 2014, Por una Ciudad con Ciencia.
Durante la ceremonia de entrega del galardón que le otorgó el Gobierno del Distrito Federal a través de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (SCTI) del DF, el científico mexicano habló de los avances de la medicina y de los desafíos en la labor de los investigadores, pero destacó enfático “otros retos más profundos que tienen que ver con que el 40% de la población mexicana nunca ha entrado a una biblioteca, que uno de cada cinco jóvenes tiene el privilegio de acceder a una carrera universitaria y obtener un empleo y que el apoyo a la ciencia tan solo alcance 0.4% del PIB en el país, por mencionar algunos”.
Jorge Alcocer, investigador en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” y miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, dijo que el premio que recibía era muy importante y motivo de un gran festejo, pero que desafortunadamente estaba siendo ensombrecido por los sucesos acontecidos en nuestro país en los últimos dos meses y que tienen que ver con la desaparición de los 43 normalistas de la Normal Rural de Ayotzinapa y lo que ese hecho ha puesto en evidencia.
“Hago un llamado a las autoridades para que se entienda que los ojos del mundo están puestos en nuestro México y que de las respuestas que tengan para resolver este doloroso conflicto dependerá en gran parte el poder seguir siendo una nación estable, una nación humana, en la que por nuestra raza siga hablando el espíritu y no la injusticia”, señaló.
Eduardo Vázquez Martín, secretario de Cultura del Distrito Federal, acudió en representación del jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera. En su discurso indicó que valorando el legado del ingeniero Heberto Castillo, el gobierno de la ciudad de México entregaba este premio para destacar la importancia del desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación como ejes para la construcción de una sociedad más justa y más próspera.
“Esperamos que este nuevo reconocimiento sirva de estímulo para que Alcocer Varela siga aportando con su importante trabajo en el campo de las ciencias médicas y, sobre todo, para que con su ejemplo cada vez más mexicanos y mexicanas desarrollen esta visión de ciencia y tecnología al servicio de las mayorías”.
Expresó que el interés de todos es conformar una sociedad “consiente de sus problemas, de sus desigualdades y contradicciones; también de sus anhelos y sus luchas, y que a la vez reconozca el esfuerzo de las y los científicos y tecnólogos que con su trabajo buscan impactar en las condiciones de vida de la población”.
René Drucker Colín, titular de la SCTI, recordó que el “Premio Heberto Castillo de la Ciudad México” se instituyó en el año 2007 por el otrora Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal y que hasta 2012 se habían entregado 64 premios.
“La Secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación que fue inaugurada como tal en 2013, desde luego ha querido seguir otorgando este importante premio cada año pero con una variante, pues consideramos que entregar tantos premios Heberto Castillo con el tiempo a lo mejor ya no habría a quién dárselos con tanta gente a la que se le distinguía, por lo que entonces decidimos cambiar la táctica y otorgar un solo premio, lo cual hace más difícil el trabajo de evaluación”, mencionó.
El ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias destacó que el 2013 la distinción se dio a Juan Ramón de la Fuente, quien fue elegido al igual que Alcocer Varela, pues “el ganador de este premio es alguien cuyas virtudes y logros son similares o se asemejen lo más posible a la persona cuyo nombre engalana este premio (Heberto Castillo)”.
La presidenta de la Fundación “Heberto Castillo Martínez”, María Teresa Juárez Carranza, tomó la palabra y abrió su alocución citando a Hipócrates, considerado el padre de la medicina, de quien tomó el siguiente pensamiento: “La vida es breve, el arte largo, la ocasión fugaz, la experiencia engañosa y el juicio difícil”.
Consideró que para juzgar la labor de quien debía ser merecedor del premio, se tomaron en cuenta múltiples factores para finalmente dar un juicio colectivo. “Por eso felicito al jurado calificador y a las personas involucradas en este premio, que han hecho posible que a través de estos actos se promueva el gusto por la ciencia, la investigación y el conocimiento al servicio de nuestra sociedad”.
La presidenta del Jurado Calificador del Premio Heberto Castillo de la Ciudad de México 2014, Elena Álvarez Buylla, habló a nombre de sus colegas, los investigadores Jorge Aceves Ruiz, Juan Ramón de la Fuente, Javier Jiménez Espriú, David Kershenobich, Rafael Loyola Díaz y Manuel Peimbert:
“Alcocer Varela resultó excepcional por su claras y abundantes aportaciones e investigación científica nacional e internacional en el área de la biomedicina y por el fortalecimiento de una importante tradición científica y médica con un sobresaliente impacto social en México.
“Que este galardón, ahora engrandecido por Jorge Alcocer Varela, nos anime a comprometernos con las grandes tareas académicas y científicas, por el bien de México, pero también con las urgentes acciones necesarias para evitar que nuestros estudiantes tengan que sufrir lo que don Heberto o aún peor sean desaparecidos o asesinados por comprometerse con la justicia y dignidad para todos los mexicanos, imprescindibles para que impere la verdadera paz que todos anhelamos”, subrayó.
El evento se realizó en uno de los salones del World Trade Center, edificio en el que se utilizó la tridilosa, uno de los inventos del ingeniero Heberto Castillo que consiste en un sistema de construcción que consta de una estructura tridimensional altamente ligera y de tablero mixto.