Una colección de libros de coro transcritos por el fraile agustino Miguel de Aguilar, que da cuenta de la técnica de manufactura utilizada a principios del siglo XVIII en la Nueva España para la creación de estos volúmenes de gran valor artístico e histórico, fue estabilizada por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Se trata de una serie de doce volúmenes de gran formato hechos con pergamino, tapas de madera y piel (90 cm de largo por 65 cm de ancho), que contienen oficios para las ceremonias religiosas de los conventos en la época virreinal.
Thalía Velasco, restauradora adscrita a la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), afirmó que esta intervención al acervo es muy valiosa, porque “es el primer acercamiento a la técnica de manufactura de libros de coro que fueron hechos para su uso en la Nueva España, de lo cual aún se sabe poco”.
Los libros fueron localizados a raíz de un proyecto de investigación de tesis de las restauradoras Tania Estrada y Patricia de la Garza, sobre el libro de coro de fray Miguel de Aguilar realizado en 1715.
La doctora Silvia Salgado, historiadora del arte de la UNAM, les informó que en la Biblioteca Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se conservaba un documento de 1915, en el que Antonio Cortés, un trabajador del antiguo Museo Nacional de Antropología, Historia y Etnografía escribió un listado de los objetos que donó la Biblioteca Nacional al museo entre los cuales se consignaban los libros copiados por fray Miguel de Aguilar.
El documento les permitió rastrear nueve libros en la colección del Museo Nacional del Virreinato, uno en el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec” y dos en la Biblioteca Nacional. “Con el oficio fuimos identificando los libros en los distintos acervos, lo que nos permitió también saber que fray Miguel transcribió 15 volúmenes entre 1700 y 1719, periodo en el que vivió en la capital de la Nueva España”, explicó la restauradora Tania Estrada, también adscrita a la CNCPC.
También se valieron de los colofones y de la caligrafía para terminar de identificarlos. “Encontramos 12 libros completos, dos cuadernillos que contienen colofones y hojas sueltas y nos falta hallar uno. Antonio Cortés hace referencia de un volumen copiado en 1710, pero no lo hemos localizado”. Por lo tanto, señaló que hasta que terminen la investigación podrán asegurar cuántos libros de coro copió el scriptor.
La especialista agregó que también encontraron una referencia bibliográfica de Alipio Ruiz en la que señala que fray Miguel de Aguilar trabajó en el Convento de San Agustín —posterior sede de la Biblioteca Nacional—, pues llegó a la Nueva España en 1700, donde permaneció hasta 1719 cuando fue trasladado a Hidalgo. Durante su estancia en la capital novohispana fue cuando transcribió los libros.
Thalía Velasco añadió que en el medioevo en Europa en los “scriptorium” se producían los libros, sin embargo, poco se sabe de la tradición en la Nueva España. “Encontramos algunos personajes dentro de la Iglesia que transcribían libros como el mismo fray Miguel de Aguilar, pero también existieron artistas como el famoso pintor de la época llamado Lagarto, quien elaboró iluminaciones en las letras capitulares para diversos libros de coro que se conservan en las iglesias y acervos nacionales”.
De los doce libros analizados cuatro conservan su primera encuadernación; tres presentan reparaciones históricas, pero mantienen sus tapas; uno fue reencuadernado entre los siglos XVIII y XIX; y dos en el siglo XX por la Biblioteca Nacional. Finalmente dos están desnudos, pues perdieron su encuadernación.
“A partir de esa clasificación analizamos a detalle los cuatro libros que presentan la primera encuadernación y confirmamos que tenían el mismo número de nervios y soporte de la costura de nervio doble, que estaban cosidos con hilo doble y que en términos generales tienen un mismo esquema compositivo en sus herrajes y gofrado, lo que nos permitió afirmar que se trata de un mismo taller en el que posiblemente trabajaba fray Miguel de Aguilar”.
Dicha colección forma parte del acervo de 92 libros de coro en resguardo del Museo Nacional del Virreinato, de los siglos XVI al XIX, que desde el mes de mayo fue sometida a un proceso de estabilización en la CNCPC y recientemente fue concluida.
La colección fue sometida a una limpieza, después se verificó la foliación, posteriormente se hizo un registro de la técnica de manufactura, materiales constitutivos y estado de conservación. También se realizó una ficha precatalográfica en la que se consignaron datos que permiten identificar el volumen, y a su vez posibilitan su difusión y consulta.
La especialista mencionó que existe la intención de establecer una política en la CNCPC y en el INAH para registrar, estabilizar y difundir los acervos de nuestro país. “Se está trabajando un inventario con los datos de cada libro y el fotógrafo Ricardo Castro está fotografiando las tapas, guardas y todas las hojas de cada uno de los volúmenes de la colección”.
El registro fotográfico digitalizado se entregará al Museo Nacional del Virreinato, a quien pertenece la mayor parte del acervo. El objetivo es que la información electrónica de la colección se suba a la mediateca del INAH y pueda ser consultada por cualquier persona.
Finalmente, la restauradora Tania Estrada mencionó que están trabajando con el Museo Nacional del Virreinato para la realización de una exposición de la colección. “Queremos que la gente comprenda el uso y la función que tenían los libros de coro. Eran muy utilizados por la comunidad religiosa, ahora queremos que los libros tengan otro vínculo con la sociedad para que no caigan en el olvido”.