Sin competidores ni depredadores naturales, y con ayuda humana, las tortolitas se adaptan cada vez más a las metrópolis; además, su número crece debido a que toleran el contacto con los habitantes en la Ciudad de México, expuso Raúl Valadez Azúa, del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.
En el marco de Diálogos de Ciencias —reunión mensual en el Auditorio del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET), el académico ofreció la charla Columbina inca, su adaptación a la vida urbana y su importancia como ejemplo del proceso de domesticación animal.
De tamaño pequeño a mediano, de plumaje gris o gris parduzco y de la familia Columbidae, abunda en jardines y plazas del Distrito Federal y, a diferencia de otros pájaros, camina por el suelo y tolera la cercanía de personas e incluso vehículos.
De hábitos terrestres, se adapta a patios y azoteas, aunque en medios rurales se le encuentra en pastizales, llanos y espacios abiertos. Se alimenta de semillas y sobras.
De talla no mayor a 16.5 centímetros y de no más de 50 gramos de peso, su distribución va del suroeste de Estados Unidos hasta Costa Rica, aunque no en la península de Yucatán.
Aumento de ejemplares
La población aumenta paulatinamente por cuestiones de adaptación; sin embargo, están lejos de ser una plaga, a diferencia de las palomas, cuyos excrementos dañan las estructuras de los edificios.
Valadez señaló que fuera de las áreas urbanas, la Columbina inca tiene un comportamiento más cauto en sitios como el Parque Nacional del Ajusco, San Martín Texmelucan o Zimapán, donde hay menos ejemplares, además de depredadores como perros y gatos.
Las tórtolas pueden pasar varios días sin beber agua, aunque llegado el momento vuelan hasta 15 kilómetros para encontrarla y, por su integración al ciclo de vida en espacios urbanos, son consideradas animales domésticos.
Lo anterior, explicó, se debe a su capacidad para vivir en entornos artificiales debido a una progresiva disminución de los flujos de adrenalina ante el hombre. El esquema de vida de las tortolitas es un ejemplo del proceso de adaptación, similar al de otras especies, como gorriones y zanates.