Desde la primera vez que María José sostuvo El miedo de perder a Eurídice (1979) en sus manos y le echó un vistazo, de inmediato quedó enganchada al libro. Desde tiempo atrás estaba interesada en los escritores experimentales y los temas de naufragios y la isla, así que lo primero que llamó su atención fue la portada en la cual hay tres dibujos de islas, extrañas, desconocidas, muy distintas entre sí –más tarde supo de cuáles se trataba. Además, al recorrer sus páginas, se encontró con que el texto central estaba acomodado en bloques desfasados que al margen tenían citas a otros autores que a su vez hablaban de la isla.
Tal fue su fascinación por la novela de la escritora cubano-mexicana Julieta Campos (1932-2007) que al terminar de leerla, la joven investigadora decidió hacer de ella junto con otras dos obras –Muerte por agua (1965) y la Forza del Destino (2003) - la materia prima para un profundo trabajo de crítica literaria, el cual obtuvo uno de los premios a Mejores tesis de Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2014 de la Academia Mexicana de Ciencias, en el campo de las humanidades.
“Fue un trabajo muy ambicioso que me llevó siete años concluir. Además de esas tres novelas, también utilicé como apoyo de investigación un diario de viaje que escribió la autora y todos sus libros sobre teoría y crítica literaria. Fue una lectura expansiva porque tuve que leer muchísimas otras cosas, muchos otros autores, la cultura que tuvo Julieta Campos es impresionante, todo lo que leyó, lo que sabía, su manera de asociar diferentes autores, tiempos, épocas, incluso arte, cine, teatro es extraordinario y está plasmado en sus novelas”, comentó.
La investigación que hizo María José Ramos de Hoyos como parte de sus estudios de posgrado en literatura hispánica en el Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios en El Colegio de México y que lleva por título “El viaje a la isla. Representaciones de la isla y la insularidad en tres novelas de Julieta Campos”, constituye el análisis más completo que se ha hecho hasta este momento sobre esta novelista, cuentista, ensayista, dramaturga y cronista de viaje pues nadie había trabajado el corpus completo de su obra, que incluyera su última novela y sus Cuadernos de viaje (2008).
El primer capítulo de la tesis, explicó, es una presentación de la vida y la obra de Julieta Campos y del vínculo que siempre mantuvo con la isla de Cuba. La escritora nació en la Habana y ahí vivió durante 21 años, después se fue a Francia a estudiar y conoció al que después se convertiría en su esposo, el diplomático mexicano Enrique González Pedrero, cuya nacionalidad adoptó por matrimonio, y se mudaron a dicho país, en donde se comprometió e involucró —como pocos lo han hecho, afirmó María Ramos— con su cultura y su gente.
“Una vez en México, Julieta Campos mantenía una nostalgia muy fuerte hacia su lugar de origen, sentía una escisión, un conflicto interno en su identidad, parte isleña parte mexicana, ese conflicto después se resolvió en la última de sus novelas”.
La galardonada utilizó cuatro principios teóricos para analizar el tema de la isla y la insularidad en cada una de las novelas: representación, espacio, intertextualidad y utopía. “Primero traté de dilucidar cómo la autora entendía cada uno de estos conceptos, apoyándome en sus escritos teóricos, y luego analicé cómo relacionaba cada uno de estos conceptos con el de la isla (...) Es un poco difícil de explicar esto porque lo que hice no es convencional, es un acercamiento más experimental, generalmente se toma una perspectiva teórica particular y de ahí se hacen análisis, en lo que me basé fueron perspectivas teóricas, nociones, conceptos que me ayudaron a entender las novelas”.
La utopía, ejemplificó María Ramos, es un concepto que a lo largo de la historia se le ha relacionado íntimamente con la isla, por ejemplo en la cultura griega y culturas anteriores. “La isla es un espacio particular y llamativo que ha generado vasta literatura entorno a ella, así como manifestaciones de diferentes tipos. A la isla se le ha relacionado con la utopía, el amor, el paraíso, la tierra, con cosas muy positivas pero también con sus contrapartes: la muerte, la soledad, la prisión; en la isla pasan cosas maravillosas, dioses, muchas cosas divinas. Las islas parecen funcionar como un espacio diferente”.
La investigadora precisó que el propósito principal de la tesis fue proponer un camino de interpretación diferente, tal vez más amigable, a las novelas de Julieta Campos pues es una autora que no se lee mucho porque es difícil, así como manifestarle su admiración por su trabajo porque lo considera una joya en la literatura mexicana.
La dificultad en este tipo de obras experimentales, explicó, radica en que no hay una trama o una anécdota clara, los personajes se diluyen, primero se presentan de una forma y luego de otra opuesta, se sitúa al lector en un espacio y luego resulta que es otro.
“La lectura que propone de las obras de Julieta Campos es equiparable a un viaje que empieza en Cuba. En la novela Muerte por agua hay tres personajes recluidos en una casa, esa es la isla en muchos sentidos. Luego el lector se va a un viaje rarísimo entre muchas islas en tiempos y espacios distintos a través de El miedo de perder a Eurídice, y luego regresa otra vez a Cuba con una perspectiva histórico-socio-cultural muy clara en La Forza del Destino, a partir de la cual hace una crítica muy fuerte al régimen que conoció de Fidel Castro”.
Sobre esto último, analizó cómo se relacionó la utopía con el discurso político después de la Revolución Cubana de 1959, que sostenía que habría una transformación libertaria y diferente hacia una sociedad perfecta, diferente, “en mi tesis defiendo que este discurso no fue algo nuevo sino que estaba fundamentado en una larga trayectoria cultural, por lo menos en occidente, de la asociación de la utopía con la isla”.
María José Ramos de Hoyos expresó su confianza en que la tesis que elaboró sirva para volver a llamar la atención sobre una autora que considera diferente a la mayoría de los autores, lo que no demerita su calidad ni originalidad. “Creo que vale la pena que se le reconozca, aunque así se hizo tras su muerte, pero se ha leído muy poco para lo valioso que es”.
A partir de esta experiencia de investigación, aconseja a las personas que están acercándose a obras difíciles “que no se olviden de sus primeras intuiciones y de lo que les dice la obra en una primera lectura, que dialoguen internamente con el autor y que mantengan acercamiento fresco para después explotarlo, trabajarlo, concretizarlo, porque si se deja que eso muera por tratar de hacer un análisis muy teórico y cuadrado, se queda en un análisis seco de la obra”.
Por ahora, el nuevo proyecto de investigación que emprendió la ahora doctora en literatura hispánica está enfocado en la ruptura visual que hubo en el campo editorial en México entre las décadas de 1960 y 1970, el ejemplo lo constituye El miedo de perder a Eurídice por las particularidades tipográficas que se mencionaron anteriormente.