Javier Gómez Méndez, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, desarrolló el diseño del prototipo de una herramienta del tamaño de un brazalete que supervisaría en todo momento las funciones del corazón y que sería una alternativa al electrocardiógrafo, aparato caro y voluminoso.
Al trabajar en su tesis, indagó sobre el número de muertes anuales a causa de accidentes en el tránsito citadino y halló que los decesos a causa de males cardiacos superaban por mucho a los anteriores, e incluso a los que son producto de robos. Por ello, cambió de tema y se abocó a cuestiones eléctricas y electrónicas de dispositivos para el corazón.
Para alertar sobre alguna anomalía está el electrocardiógrafo, pero el aparato —explicó el investigador de la División Eléctrica del Departamento Electrónica del anexo de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM— no resulta muy accesible al público en general por su costo, además de que requiere mantenimiento especializado, carece de más servicios y no tiene un verdadero sistema de alerta.
Algunas funciones comunes en estos aparatos son la medición de temperatura y presión sanguínea y, al detectar alguna irregularidad cardiaca, emite un sonido que muchas veces pasa inadvertido a enfermeras, doctores o familiares del paciente.
El proyecto de Javier Gómez, respaldado por Fatima Moumtadi, su asesora de tesis, lleva por nombre Tecnología Móvil y Asequible para Controlar Enfermedades Cardiacas.
El desarrollo es portátil, ofrece un sistema de alerta inalámbrico, un monitor cardiaco virtual y un arreglo de sensado que supervisa la frecuencia del corazón. “Si algún parámetro fisiológico sale del rango de estabilidad, el transmisor (incluido en el aparato) manda la señal de alerta, que es captada en el receptor que porta el personal al cuidado del paciente.
Entre sus ventajas está que permite libertad de movimiento a quienes se hacen cargo de los enfermos, lo que evita que estén en todo momento cerca del enfermo; además, se puede reproducir el monitor virtual en cualquier computadora y crear el historial cardiaco del individuo mediante su ECG, entre otras cosas.
La idea, intervino Moumtadi, es crear una herramienta del tamaño de un brazalete. Actualmente tiene alcance de 30 a 40 metros, suficiente para una casa u hospital, pero buscamos ampliar el rango a 200 metros.
Además, añadió Gómez, trabajan en el diseño de aplicaciones móviles para que la señal se pueda recibir en teléfonos (de última generación), computadoras portátiles o tabletas. “Lo importante es que el aparato sea de bajo costo para que lo utilicen en nosocomios de provincia e instituciones de salud públicas”.
El proyecto está pensado para personas con problemas cardiovasculares o en recuperación, no para sujetos sanos. Más adelante, podrían desarrollar aplicaciones para deportistas de alto rendimiento, añadió.
Sendero de éxitos
Recientemente, Gómez recibió el premio TR35 que entrega el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), situación que lo estimula para continuar sus investigaciones en el cubículo P3-08 de la Dirección de Ingeniería Eléctrica (DIE), originalmente asignado a Moumtadi.
Antes del reconocimiento, presentó el proyecto en el International Meeting of Electrical Engineering Research-2012, celebrado en Ensenada, Baja California.
“Los especialistas participantes aceptaron la propuesta he hicieron algunas consideraciones y sugirieron cambios, pero que lo hayan aceptado fue una gran satisfacción. Luego llegó lo del TR-35”, expuso.
En los planes de Gómez y Moumtadi no sólo está México, sino publicar en el extranjero, como en Italia, donde celebran un congreso especializado en tecnología biomédica, el del Instituto de Ingenieros Eléctricos Electrónicos (IEEE, siglas en inglés).
Después de titularse en diciembre de 2011, Javier Gómez aprobó la selección para la maestría en Telecomunicaciones, División Eléctrica, que iniciará en agosto.