Mariana Benítez Keinrad, del IE de la UNAM, en ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora el 5 de junio
La desaparición de una planta, un animal o un insecto significa la pérdida de distintos procesos naturales, por las relaciones que guarda cada especie con su entorno. Al hacerlo, tiene efectos en la calidad del suelo, el agua, el aire, que a su vez, implican un daño irreversible a los ecosistemas del planeta.
Ante el reto de conciliar el crecimiento económico de México con la preservación de la biodiversidad (nuestro país es uno de los territorios megadiversos del mundo), se requieren iniciativas que consoliden estrategias basadas en el desarrollo sostenible.
El Laboratorio Nacional de las Ciencias de la Sostenibilidad (LNCS) del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, es un centro de investigación básica y aplicada, para vincular el conocimiento científico con los procesos de planeación, con el fin de generar políticas públicas encaminadas a atender los retos que plantea la crisis en la materia.
Originado a partir de una convocatoria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para la integración de laboratorios nacionales, constituye un proyecto innovador para desarrollar líneas de investigación y fomentar la vinculación entre grupos académicos, servidores públicos y la sociedad civil.
El objetivo es crear estrategias de desarrollo sostenible que permitan la preservación ambiental y el crecimiento económico, informó Mariana Benítez Keinrad, integrante del LNCS, en ocasión del Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora este 5 de junio.
En las últimas décadas, la extinción de especies ocurre a una tasa acelerada, con daños irreversibles en los ecosistemas y la pérdida de sus servicios. Ante la crisis global, es necesario generar el conocimiento que permita tomar decisiones a favor de su preservación, reiteró.
El laboratorio impulsará la colaboración entre especialistas que trabajan distintas líneas relacionadas con la sostenibilidad, y permitirá la vinculación con organizaciones sociales y dependencias gubernamentales. Además de realizar indagación novedosa, será un punto de encuentro, señaló.
Al IE, se conjugan los esfuerzos del Instituto de Ingeniería (II) y del Programa Universitario de Medio Ambiente (PUMA) de esta casa de estudios; del Instituto Nacional de Ecología (INE), y de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).
Espacio de colaboración y vinculación
Con trabajos académicos ya en marcha, entre sus líneas se encuentran las áreas de Complejidad, síntesis y planeación colaborativa; Ecología molecular y de sistemas, y Monitoreo ambiental.
En la primera, dirigida por Luis Bojórquez, del Departamento de Ecología de la Biodiversidad del IE, sus integrantes abordan problemas relacionados con la planeación y la generación de políticas públicas para la gestión sostenible de los sistemas socio-ambientales.
Su propósito es integrar la información disponible (mapas, estadísticas, imágenes satelitales, trabajos de investigación, opiniones de expertos) y analizarla para contribuir en la toma de decisiones, en los procesos de planeación de ejecutivos y funcionarios de los sectores público, privado y social.
En el área de Ecología molecular y de sistemas, Mariana Benítez, con Ana Elena Escalante y Luis David Alcaraz, del IE, estudian la biodiversidad a nivel genético, para integrar información sobre la diversidad y su relación con el entorno, que podrá ser considerada en el diseño de estrategias para el uso sostenible de recursos naturales.
En los trabajos se analizan comunidades microbianas asociadas a suelos agrícolas, con herramientas de genética molecular, secuenciación, bioinformática, modelado matemático, entre otros avances, además de establecer lazos de colaboración con el grupo de desarrollo rural Vicente Guerrero, en el estado de Tlaxcala, expuso.
“A partir de ello, podremos elaborar recomendaciones para la toma de decisiones y sugerir esquemas de producción que permitan cubrir las necesidades de la población, garantizar la soberanía y seguridad alimentaria de México, y contribuir a la preservación de la agrodiversidad,” precisó.
El agua constituye un recurso fundamental, al estar asociada al funcionamiento de los sistemas socio-ambientales, que proveen distintos servicios ecosistémicos de regulación y provisión.
Con este enfoque, en el área de Monitoreo ambiental, dirigida por Marisa Mazari, también del IE, se analizan cuerpos hídricos (naturales o artificiales), suelos y sedimentos, para detectar contaminantes químicos y microbiológicos que potencialmente puedan afectar la salud humana en ecosistemas, campos de cultivo y otras matrices ambientales.
En los trabajos, se determinará la presencia de contaminantes en los sistemas acuáticos superficiales y subterráneos; se evaluará la eficacia de las tecnologías de tratamiento del recurso residual y de los sistemas de abastecimiento para la población y la agricultura, y se analizará la calidad del “caudal ecológico”.
Con la integración de métodos y conceptos de ecología, sociología, ciencias de la sostenibilidad, filosofía y bioética, entre otras disciplinas, en el Laboratorio podrán diseñarse planes de desarrollo sustentable, acordes a las necesidades y condiciones ambientales de México, resaltó.
Centro de colaboración y vinculación
Actualmente, las instalaciones del LNCS se construyen en los terrenos del IE. El edificio incorpora tecnologías sostenibles de consumo de energía, captación de agua pluvial, tratamiento de líquidos residuales, y fuentes de energía fotovoltaica y domótica. La estructura tendrá un jardín vertical y un centro de medición que contabilice la eficiencia de los consumos de energía y agua. La información generada estará disponible para consulta del público.
En el diseño se integraron estándares internacionales, además de los Criterios de Construcción Sustentable de la UNAM, desarrollados por la Dirección General de Obras y Conservación (DGOC) y, por parte del IE, Alejandra Martínez.
Las normas incluyen minimizar los impactos ambientales de la construcción, ahorro y manejo eficiente del agua, eficiencia energética y atmosférica, uso de materiales y recursos ambientalmente amigables y calidad ambiental en espacios interiores.