Se vino la sequía y el hambre se agudizó en el norte del país a menos de un año de las elecciones presidenciales. Muchos agravios se juntaban: una guerra absurda en contra de algunos carteles de narcotraficantes emprendida por un presidente de la República más sanguinario que estadista, que ya había provocado la muerte de cerca de 80 mil personas; la pérdida total de la seguridad nacional al quedar los ciudadanos a merced del intervencionismo enfermizo del gobierno norteamericano que en el último sexenio había ayudado a sus traficantes de armas a introducir a nuestro territorio cientos de miles de fusiles, pistolas, granadas, armamento sofisticado y millones de municiones para matarnos entre paisanos, para desestabilizar nuestro país, con la complicidad traidora de algunos funcionarios mexicanos, y la impunidad total, pues de nada valía denunciar a los políticos corruptos ya que las instancias encargadas de impartir justicia estaban totalmente prostituidas. La Secretaría de la Función Pública, la P.G.R., la Suprema Corte de Justicia de la Nación y las fiscalías generales y tribunales de todos los estados de la República eran personajes porcinos vivientes, sacados de las caricaturas de Magú.

¿Quién castigaba al presidente  y a los gobernadores por sus actos de corrupción y omisiones?, ¿quién castigaba a los fiscales y jueces coludidos con el crimen organizado?, ¿quién a los funcionarios de la Secretaría de Hacienda que condonaban miles de millones de pesos de impuestos a los empresarios más poderosos y sucios del país, atracaban sin misericordia a los contribuyentes y se hacían cómplices de las aseguradoras que prestaban sus “servicios” a todos los trabajadores del Estado a quienes timaban jugosos porcentajes de sus salarios?, ¿quién sancionaba a los directivos defraudadores de PEMEX y de todas las secretarías de Estado?

Ya no había impartición de justicia efectiva, ni siquiera en los delitos del fuero común… y la miseria, la violencia, la desesperación y el hambre flagelaban a más de 80 millones de mexicanos.

¿Quién le creía a ese pendejo secretario de Hacienda que andaba en campaña queriendo ser presidente de la República y que meses antes había declarado que las familias mexicanas podían vivir holgadamente con seis mil pesos al mes, los cuales eran suficientes, según él,  para pagar colegiaturas en escuelas privadas, la hipoteca de la casa, la comida, el vestido, gas, agua y luz? Y para colmo, ese pinche partido, el P.R.I., había designado como coordinadores regionales de su campaña presidencial a puros ex gobernadores delincuentes, coludidos con el crimen organizado.

La izquierda, a pesar de las buenas intenciones de López Obrador, ya no existía pues había sido absorbida por mafias de pseudopolíticos chantajistas, oportunistas y mercachifles. ¿Quién creía en el izquierdismo romántico-nominal de Marcelo Ebrard, quien ordenó le pagaran a su novia y luego esposa más de 50 mil pesos mensuales de sueldo a costa del erario chilango? ¿Quién creía en René Bejarano, cuyo video metiéndose en las bolsas de su saco los fajos de billetes de Ahumada ya había sido visto por cientos de miles de personas en la televisión y en YouTube? ¿Quién creía en toda esa pléyade de “izquierdistas” distribuidos en todo el país que estaban más comprometidos con los depredadores que ostentaban el poder que con el pueblo de México?

-Todo mundo quiere hablar con usted profesor, pero no dejan que se le acerque nadie. Son órdenes del mero preciso de allá arriba, porque el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos lo responsabilizó de su seguridad. Ayer platiqué con un amigo abogado y me dijo que usted ya debió de haber quedado libre. Pero las autoridades dicen que solamente pueden garantizarle la vida aquí en Almoloya.

Anoche recordé a mis hijos, Alfonsito y Daniela, en estos meses no los he visto, ni a su mamá. Me informaron que la familia de mi ex esposa se los llevó a los Estados Unidos para protegerlos. Ese pinche país no me agrada para nada, sus gobiernos son belicosos, invasores de pueblos, provocadores de guerras, destructores. Ahí viven los magnates más voraces de la tierra que en un abrir y cerrar de ojos aplastan a una nación entera; son esos, a los que ni el mismo Diablo los quiere en su infierno porque lo despojarían de este.

Desperté con una canción en mis oídos que estaba soñando, de aquél trovador defeño que había conocido muchos años antes, Rafael Mendoza: “… y todas las carreteras son caprichos de los cerros, así como el aire mueve a su capricho tus cabellos…”.  Y por un par de segundos hasta sentí que la tenía junto a mi, que podía tocarla… nomás no puedo olvidarla.

-Oiga profe, la situación está muy caliente allá afuera, han salido a relucir más fraudes de esos hijos de la chingada. Lo de Moreira no fue nada, en PEMEX, la Secretaría de Hacienda y la Comisión Federal de Electricidad el saqueo ha sido brutal, en el norte ya hubo enfrentamientos graves entre ciudadanos y narcos y ya se están formando frentes guerrilleros en el sur… ayer el Subcomandante Marcos declaró que el Ejército Zapatista está en estado de alerta y los soldados están patrullando el D.F., este pueblo ya se cansó, como que ya nos fastidiamos de que nos estén rompiendo la madre los mismos de siempre…