*El clásico pasecito a la red

Es increíble, verdaderamente increíble que ocurra un suceso pero que casi nadie ve. De 15 a 18 siglos tuvieron que pasar para que un valiente se atreviera a decir que el sol era el centro del universo y que la tierra giraba en torno a él: ¡más de 15 siglos y nadie veía la realidad!

También recuerdo ese chiste infantil, donde se nos preguntaba que es un animal que parece gato, pero no es gato; camina como gato, pero no es gato; maúlla como gato, pero no es gato; tiene uñas como gato, pero no es gato, etcétera.

Chamaco poco perspicaz que era uno, pues la pregunta nos sacaba de balance para beneplácito de quien nos preguntaba. Después, entre burlas y risas nos daba la respuesta: ¡pues la gata! O sea, nos daban todos los elementos, pero no nos dábamos cuenta que la respuesta la teníamos frente a la nariz.

Pues bien, todo el respetable con mucho, poco o nulo conocimiento futbolístico, se da cuenta que la mal llamada selección nacional funciona exactamente en contra de los principios futbolísticos más elementales, o sea, mantener la pelota en tu poder, si no puedes, dásela a un compañero (un pase), llévala a la portería contraria y trata de meterla entre los tres palos unidos.

Cuando el rival tenga el balón, haz lo posible e imposible por quitarle el balón, jamás de los “jamases” permitas que se acerque a tu portería y actúa como el Jolopo (José López Portillo, ex presidente de México), quien pretendía defender como un perro el peso mexicano. O sea: lo más elemental del futbol.

Entonces repito, cualquier persona que estuvo frente al televisor se dio cuenta que nuestros ratoncitos verdes hacían exactamente ¡lo contrario! Pero hay personas que ¡no se dan cuenta! Como los directivos del futbol nacional, o sea, los que pagan a esta bola de ineptos. ¡Y todavía se atreven a decir que tuvieron miedo!... mmtama!!!  Créame, comprensivo lector, que me dan más coraje las cínicas actitudes de los jugadores y el personal “técnico” que su miedoso y vergonzoso modo de jugar.

Y dígame, emprendedor lector, ¿en qué compañía mantienen a un empleado con un sueldo extra-archi-recontra-excelente, ya no por medianos resultados, sino por pésimos resultados?

La más modesta empresa ya hubiera puesto de patitas en la calle a un ejemplar inepto y nada carismático como el mentado Chepo. Claro una compañía o empresa modesta que cuenta también con los más elementales principios de los recursos humanos, porque hay cada personajillo que se hace millonario a costa del erario público.

Y nuestro tercermundismo salta aquí, a vista de todo mundo, y un tecleador frustrado, no tiene más que aguantar esta pena ajena y vienen a colación las comparaciones históricas: la pena mundial que tuvimos que pasar seis años foxistas con un pésimo analfabeto, retrógrado y bipolar presidente, un sexenio de vergüenza tuvimos que soportar.

Después, la vergüenza que debemos pasar al saber que Felipe Calderón dará, expondrá o vaya usted a saber qué hará en Harvard.

Pero quisiéramos que estos mexicanos ratoneros quienes por un regular contrato a Europa ya se sienten los mesis, ronaldos o hugoles, tomaran otros ejemplos, como aquellos valientes zacapoaxtlas quienes con palos y machetes dieron la cara para recibir al mítico ejército francés, y esa valentía le dio la vuelta al mundo.

Pero la solución pareciera más sencilla: si al aficionado al futbol verdaderamente le parece una burla lo que hace la federación mexicana de futbol y rebaño que lo acompaña, debería ponerle un veto.

No más asistencia a los estadios, no más compra de playeras, no compra de periódicos deportivos y no ver más el futbol televisado, por digamos, un par de meses; hasta que se tome en cuenta la opinión del respetable.

Si ya sé, ilustre lector, que soñar no cuesta nada y menos en mi querido y, desgraciadamente, tercermundista país, y menos con la enajenación futbolera que aplican el duopolio televisivo. En fin, nos leemos en la siguiente Línea  Firme.