El endeudamiento de los hogares en México con el sector bancario se ha incrementado, de 2000 a la fecha, por encima del nivel de su ingreso y equivale –a diciembre del 2011- al 14.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
De continuar la tendencia, advirtió Alejandro López Bolaños, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, podría repercutir en la escala macroeconómica y la estabilidad financiera, e incluso desplomar los ingresos ante una variación abrupta en las tasas de interés.
En su análisis “El endeudamiento de los hogares en México”, que forma parte del boletín mensual Momento Económico de esa entidad, sostuvo que este año las familias ya tienen comprometido 35 por ciento de sus ingresos con pagos por los financiamientos adquiridos. Si a eso se suma que enfrentarán el alza en los precios de algunos productos alimenticios y servicios, la cuesta se prolongará, al menos, todo el primer trimestre del año.
Los incrementos de algunos productos y servicios oscilarán entre 10 y 40 por ciento, contra los salarios mínimos que aumentan 4.2 por ciento -2.41 pesos-. Ello propiciará que 16.7 millones de mexicanos enfrenten una situación difícil en el primer semestre, sobre todo aquellos que pertenecen al sector poblacional que recibe entre uno y dos minisalarios, es decir, de 59.08 pesos para la zona C, hasta 62.33 pesos para la clasificación A.
López Bolaños refirió que según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2010 (ENIGH) del INEGI, de los gastos que se realizan en el país, el 18 por ciento se destina a las denominadas erogaciones monetarias que incluyen pagos de hipotecas, depósitos en tandas, cajas de ahorro, préstamos a terceros, pagos por tarjetas de crédito o departamentales.
Eso, dijo, sin tomar en cuenta que un tercio de los municipios no tiene los servicios financieros formales, y que sólo ocho por ciento de los rurales cuenta con una sucursal bancaria. Significa, explicó, que el endeudamiento en esas localidades se genera en el sector informal o cadenas comerciales.
A finales del 2011, detalló, los préstamos al consumo representaban 23 por ciento del total del crédito bancario, contra 7.7 por ciento en l994.
Con el programa denominado El Buen Fin, que se lanzó en noviembre del año pasado, las ventas en los establecimientos comerciales se elevaron 35 por ciento, sólo en la Ciudad de México, pero el 70 por ciento se realizó con tarjetas de crédito, subrayó, lo que agudizó la condición de los hogares.
Al inicio de 2012, agregó, los efectos adversos de ese programa comenzaron a resentirse, pues no se crearon los empleos prometidos, disminuyeron las ventas en los mercados populares y sólo se benefició a los grandes monopolios departamentales.