Las reformas a las leyes fiscales, entre ellas la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR), propuestas por el Ejecutivo federal y aprobadas en octubre del 2013, generarán mayor informalidad a corto o mediano plazo, ya que para pequeños comercios es difícil tributar bajo el nuevo Régimen de Incorporación Fiscal (RIF), por lo que optan por cerrar sus negocios o no pagar impuestos, coinciden diputados.
En un punto de acuerdo, suscrito por legisladores panistas y de Movimiento Ciudadano, se propone exhortar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y al Servicio de Administración Tributaria (SAT) a que mediante las normas legales conducentes, establezcan un mecanismo de excepción en la aplicación del RIF cuando se trate de pequeños comercios.
Lo anterior, a fin de que continúen tributando bajo los requisitos contables establecidos en el antiguo Régimen de Pequeños Contribuyentes (Repecos).
“El nuevo régimen del RIF ha generado una serie de complicaciones al pequeño comerciante porque dificulta el pago de sus impuestos, pero además genera incertidumbre jurídica y una mayor informalidad como resultado de que muchos comerciantes no cuentan con las capacidades necesarias para cumplir con las obligaciones del nuevo régimen”, aseguraron.
Destacaron que en México hay más de un millón de tienditas de abarrotes, de las que dependen 5 millones de mexicanos. Sin embargo, desde el inicio del presente año la aplicación del nuevo régimen de incorporación generó una caída en las ventas de estos comercios hasta en un 25 por ciento.
Precisaron que durante el primer semestre del año, la inversión se redujo en 60 por ciento con respecto al anterior y la economía no ha sido capaz de crecer por arriba del 2 por ciento del Producto Interno Bruto, no sólo por la mayor carga fiscal que hay país, sino por la complejidad que suponen las leyes fiscales para poder realizar el pago de impuestos.
Con el RIF, resaltaron, los pequeños comercios tienen que registrar sus operaciones contables en sistemas electrónicos especializados, presentar declaraciones electrónicas y que ciertos gastos sean pagados a través de cheques, transferencias electrónicas de fondos o monederos electrónicos.
El pequeño comercio, continuaron, se ve obligado a actualizarse y a tener un software contable que posiblemente vale mucho más de lo que mensualmente puede ingresar por ventas. Además, la norma vigente aplicable en materia fiscal supone que el dueño sabe hacer uso de la tecnología, de los sistemas electrónicos contables y que cuenta con Internet.
La realidad que vive el pequeño comercio es mucho más sencilla de lo que supone la aplicación de estas leyes fiscales. Su contabilidad es básica, no requiere sistemas contables electrónicos, por lo que, subrayaron, “es importante que el gobierno federal conciba que este sector requiere de registros contables simplificados que no sólo les permitan mantenerse en la formalidad, sino que el pago de sus impuestos sea accesible”.
Por tanto, acotaron, la reforma lesiona gravemente al pequeño comercio y con ello a una gran parte de la economía mexicana. “Es fundamental que el Congreso de la Unión y el Ejecutivo federal establezcan, de forma inmediata, un esquema de administración tributaria especial para el régimen de pequeños contribuyentes”, insistieron.
El punto de acuerdo, que se turnó a la Comisión de Hacienda y Crédito Público, precisa que dentro de esta nueva Ley del ISR destacan modificaciones como la eliminación del régimen intermedio y el de pequeños contribuyentes (Repecos) y establece el nuevo Régimen de Incorporación Fiscal (RIF), y señala nuevos requisitos de tributación para quienes se adhieran al mismo, como entregar a clientes comprobantes fiscales por sus ventas o prestaciones de servicios, expidiéndolos por facturas electrónicas.
Obliga a los contribuyentes a que registren sus ingresos, sus gastos e inversiones, así como sus deducciones; de igual forma, pagar con tarjeta de débito, crédito, de servicios o un cheque a nombre del contribuyente, para poder deducir gastos mayores a 2 mil pesos.
“Es importante recordar que el Régimen de Pequeños Contribuyentes fue pensado como un mecanismo fiscal que combatiera los altos niveles de informalidad que existen en nuestro país. Sin embargo, es contrario a lo planteado en la reforma”, añadieron.