Urge que en Tabasco el gobierno federal ponga en marcha cuanto antes la Cruzada contra el hambre. Allá, el gremio periodístico –al menos una buena parte de los comunicadores cuyos medios han subsistido de publicidad y subsidios gubernamentales– pasó ya a formar parte de las estadísticas de la extrema pobreza.

Ello ocurre porque desde que asumió la gubernatura, Arturo Núñez Jiménez no se ha sentado a negociar con los propietarios y directivos de los medios de comunicación locales, a quienes su vocera Dolores Gutiérrez Zurita no les toma las llamadas.

Debido a que no se ha liberado la publicidad oficial –pese a la promesa del propio gobernador que lo haría para promocionar la feria estatal, que inicia a fin de mes– y a que, por ese motivo, todos los periódicos no están facturándole al gobierno estatal, que argumenta que en el presupuesto 2013 que le heredó Andrés Granier Melo no le dejaron partida para comunicación social, éstos dejaron de pagar puntualmente las quincenas a sus empleados.

El diario Novedades de Tabasco –cuya propiedad se atribuye a la familia Álvarez Peña, del sur de Veracruz– dejó de publicarse dos días de esta semana, a causa del paro de brazos caídos de reporteros, fotógrafos, editores, diseñadores gráficos, prensistas, choferes y repartidores.

Dicho periódico que es considerado de los ‘consentidos del cambio verdadero’ –pues fue de los pocos que se la jugaron con Núñez Jiménez en el pasado proceso electoral– no ha recibido ni una línea ágata de publicidad del gobierno nuñista.

El resto de los diarios que se editan en la capital tabasqueña han comenzado a despedir personal, a reducir las páginas de sus tirajes y a restringir la circulación sólo de lunes a viernes, y los que tenían ediciones vespertinas –como Diario Olmeca, a cuyos dueños Arturo Núñez les dijo “qué se siente ser amigos del gobernador”– dejaron de publicarlas.

Novedades de Tabasco no es el único caso de empresas periodísticas que adeudan salarios a su personal, ocurre con otros periódicos a los que sus directivos les han pedido su ‘comprensión’ y ‘solidaridad’ hasta en tanto llegan a acuerdos publicitarios con su principal cliente: el gobierno del estado, ahora dirigido por un perredista.

En tiempos en que gobernaba el PRI en Tabasco, era común que los arreglos gobierno prensa se dieras antes de finalizado el primer trimestre del inicio del periodo gubernamental. Se llegaba a acuerdos retroactivos a enero y todos felices: Comunicación Social dictando la línea oficial y los periódicos cobrando sus convenios.

Se pensó –porque incluso así lo dio a entender el ex senador perredista– que ocurriría lo mismo en los tiempos de la alternancia. Pero ya van dos semanas del cuarto mes y no hay visos de que se vaya a dar una negociación. Hay versiones que esto ocurrirá hasta mayo, pues se sostiene el argumento que no hay dinero en las arcas estatales ni presupuesto para este rubro.

La que pareció una luna de miel entre el gobierno de Núñez Jiménez y la prensa diaria tabasqueña se acaba; en las páginas de los diarios comienzan a publicarse cada vez con mayor frecuencia y dimensión noticias adversas al gobernador. Bloqueos, protestas, los reclamos de cada día son ya noticia de primera plana.

Incluso, columnistas locales han dedicado sus últimas entregas a la falta de resultados, al cumplirse los primeros cien días del régimen perredista, al que acusan sólo de lamentarse de la debacle financiera heredada por Andrés Granier, a quien no ha podido o querido ‘exigir cuentas’.