En México hay cada vez más animales considerados en peligro de extinción, entre los que se encuentra el jaguar, la tortuga caguama, el ajolote mexicano, la guacamaya roja, el oso negro, la vaquita marina, el manatí de las antillas, el lobo mexicano, el conejo de los volcanes y el tapir.
Por ello el senador David Monreal Ávila propuso hacer un llamado a la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, a fin de que informe sobre las acciones, programas y estrategias que está llevando a cabo para detener el tráfico ilegal de animales en peligro de extinción y en riesgo.
Asimismo, las estrategias que se implementaran para detener el incremento del número de animales en peligro de extinción y en riesgo, así como las políticas que ejecutarán para salvaguardar los ejemplares de animales en peligro de extinción y asegurar su existencia dentro de la fauna silvestre.
A pesar de contar con un normatividad clara, en el país existe un grave problema en el tráfico de animales, en el impacto ambiental de las actividades humanas y en consecuencia en la extinción de algunas especies, señala el punto de acuerdo.
Entre algunos de los animales considerados en peligro de extinción se encuentra el jaguar, la tortuga caguama, el ajolote mexicano, la guacamaya roja, el oso negro, la vaquita marina, el manatí de las antillas, el lobo mexicano, el conejo de los volcanes y el tapir.
Estas especies tienen algunas de las poblaciones con el menor número de ejemplares en México, que van desde los 20 hasta los 12 mil, aproximadamente.
Un ejemplo de actividades vinculadas al problema de los animales en peligro de extinción, es que la industria peletera, cobra anualmente la vida de 20 millones de animales salvajes cazados en trampas y de 40 millones de animales criados en granjas, estas acciones como el comercio ilegal y caza de especies, provocan que muchos animales se encuentren en peligro de extinción.
México se encuentra dentro de la clasificación de países megadiversos, lo cual lo posiciona en un lugar privilegiado y con una gran responsabilidad, ya que si bien puede gozar y disfrutar de los recursos naturales, ecosistemas y paisajes, también lo obliga a mantener una estricta vigilancia para su protección y cuidado.
El documento se envió a la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales.