*Sólo en elecciones se acuerdan de ellos

En México hay cada vez más casos de familias completas de indígenas que migran y drogan a alguno de sus hijos para hacerlo pasar como enfermo y así llamar la atención de sus necesidades. 

Pero además, ante la discriminación social que sufren, los padres se ven en la necesidad de ofrecer a sus hijas menores como sirvientas y en ocasiones las venden a las redes de la prostitución. 

Todo esto por el abandono social que arrastran desde su existencia y lo más lacerante es que sólo en tiempos de aproximación de elecciones los políticos se acuerdan de estas familias que viven en los territorios más inhóspitos del país. 

 claro ejemplo de ello es lo que acaba de anunciar la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, en el sentido de que integrará un grupo de diputados para emprender acciones de supervisión, respecto a la distribución del presupuesto indígena, directamente en las comunidades.

El objetivo es hacer trabajo de campo, sí, pero de recolecta de votos y no porque de verdad les interese mejorar las condiciones en que vive este marginado sector de la sociedad mexicana.

Es así como Cámara de Diputados, cuyos 500 integrantes, encabezados por el priísta Jorge Carlos Ramírez Marín, asoma su tradicional postura de imitarse a reseñar los problemas que sufre el pueblo que dicen representar, sin hacer nada para que logren mejores condiciones de vida.

Cuestión de reflexionar el documento que recién dieron a conocer los diputados de esta 61 Legislatura, en el que se señala que 8 de cada 10 sexoservidoras del barrio de la Merced en la Ciudad de México son de origen indígena.

Los mismos diputados federales estiman que en el Distrito Federal se encuentra aproximadamente medio millón de indígenas, de los cuales 20 por ciento son niños que sufren de una elevada desnutrición.