Por Dr. Darsi Ferrer
Miami, Florida.- El tema que se me pidió abordar es la dramática situación desatada por la epidemia de cólera que sufren nuestros compatriotas por estos días y las reales condiciones del sistema de salud para afrontarla.
Esta es una nueva calamidad que se suma a la larga lista de consecuencias del fracaso de un modelo político aberrante, que lo único que genera es miseria creciente, desesperación y desesperanza. Además del sufrimiento al que obliga a la mayoría de nuestro pueblo.
La filtración en Cuba de las nuevas tecnologías que acompañan a la
Globalización, facilitan que cada día sea mas difícil ocultar la realidad que con celo se pretende esconder tras los muros del castrismo.
Por estos tiempos la información fluye a mayor velocidad y se salta muchos de los obstáculos con los que la dictadura pretende amordazar a los cubanos. Por ello cada vez se desvanece mas el mito que sostiene la falsa propaganda de que Cuba es una potencia médica.
El sistema de salud cubano es un desastre, se compone de instituciones ruinosas y lo caracteriza la carencia crónica de profesionales, los que son exportados por miles a países del tercer mundo para garantizar un lucrativo negocio que le ofrece a los Castro jugosas ganancias económicas y políticas.
También es crónico el desabastecimiento de medicamentos y la falta de equipos imprescindibles para la realización de exámenes diagnósticos, rehabilitación y tratamientos, así como la carencia de insumos y recursos médicos.
Específicamente el cólera no se reportaba en el país desde hacía 130 años. Y, aunque no se declara de modo oficial, los hechos indican que esta epidemia fue traída por alguno de los trabajadores de la salud que retornaron de Haití, donde miles de cubanos han estado brindando sus servicios en el combate a la epidemia de cólera que apareció luego del terremoto que afectó a esa humilde nación.
Las consecuencias que se desprenden de esta situación son muy preocupantes, debido a la posibilidad de rápida propagación de la enfermedad por todo el territorio nacional y a la incapacidad del sistema de salud de hacer frente a este tipo de evento biológico.
El panorama se complica ante el conocido desprecio que el gobierno practica con el pueblo y su prevalente actitud de preservar sus intereses políticos a cualquier precio.
Por solo recordar dos casos ilustrativos, en el año 1991, el Dr. Terry declaró que la etiología de la epidemia de poli neuropatía o beriberi que afectó a unos 30 mil pacientes era la hambruna provocada por el drástico recorte de los suministros venidos de la desaparecida URSS y le costó automáticamente su cargo, el que hasta ese momento se desempeñaba como viceministro de salud.
El Dr. Dessy Mendoza en 1997 denunció ante la opinión pública la presencia de un brote de dengue posteriormente confirmado y terminó condenado a 8 años de privación de su libertad. Esto demuestra cual ha sido el esquema del régimen cuando han tenido que lidiar con eventos que enturbian su imagen de potencia médica y que además les reduce la entrada de turistas al país.
La aceptación por parte de las autoridades del gobierno de que han ocurrido tres muertes a consecuencia del cólera y de que han diagnosticado decenas de infestados en la provincial de Granma es muy alarmante y constituye un indicio de que la problemática es mucho peor de lo que ellos reconocen.
Situación que se agrava aun más por la confluencia de diversos factores, como es el suministro irregular del abasto de agua, que obliga a su almacenamiento en todo tipo de recipientes, y a la pésima calidad de esa agua potable, muchas veces contaminada con albañales y carente de un tratamiento adecuado, lo que la convierte en un vehículo transmisor de enfermedades.
A ello se suman la insalubridad por los abundantes vertederos de basuras presentes en todo el país y el abandono de los programas de control de vectores transmisores de enfermedades infecciosas y del control de los turistas y demás personal que entra al país procedente de regiones donde existen epidemias o una alta incidencia de enfermedades exóticas.
Sobra aludir la carencia de medios para mantener la higiene personal y las medidas preventivas, como es contar con jabón para lavarse las manos frecuentemente o poder hervir el agua de beber.
Este breve análisis nos lleva a comprender la grave amenaza que se cierne sobre el pueblo cubano y las terribles consecuencias que pueden derivar de la política de manipulación y engaño que sistemáticamente practica el gobierno cubano, y de la desprotección que en materia de salud se padece en Cuba.
Los cubanos del exilio tienen que estar muy vigilantes y pendientes de lo que suceda en estos tiempos dentro de la isla, pues nuestros hermanos corren el riesgo de ser diezmados por tan terrible enfermedad, que puede originar la muerte en cuestiones de horas por la deshidratación marcada que provoca mediante copiosas diarreas y vómitos, en medio del desentendimiento de la junta militar gobernante y de la complicidad de organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), instituciones que a estas alturas aun no se han pronunciado respecto a dicha epidemia. Es hora de extender la mano más que nunca a nuestro pueblo.