En la recta final de la sesión pública ordinaria de este martes en el Senado de la República, dos legisladoras encendieron la hoguera y cuando una de ellas comenzaba a llamar cobarde al presidente Enrique Peña Nieto, los senadores priístas se enfadaron, intentaron acallar a la mujer, pero al no lograrlo mejor abandonaron el recinto parlamentario sin debatir el tema ni mucho menos defender al jefe del Ejecutivo.

Todo ocurrió una vez que la senadora perredista Dolores Padierna Luna solicitó la palabra para referirse a la llamada “casa blanca” propiedad de la primera dama de México, Angélica Rivera Hurtado, esposa del presidente Enrique Peña Nieto.

Pero cuando esta legisladora concluyó su intervención, después de casi 15 minutos de lanzar severas acusaciones a la familia presidencial y exigir cuentas sobre los bienes inmuebles de su propiedad, así como de los jugosos contratos otorgados para obra pública, otra senadora, Layda Sansores San Román, del Partido del Trabajo, pasó a tribuna para lanzar altisonantes insultos a quienes viven en Los Pinos.

A grito abierto la legisladora dijo de todo al presidente Peña Nieto, lo que provocó el enojo de los senadores priístas que, ante la ausencia de su líder de bancada, Emilio Gamboa Patrón, salieron uno a uno para intentar reventar el quórum y así acallar a Layda Sansores.

Uno de los tricolores, Ascensión Orihuela Bárcenas, se desgañitó desde su escaño solicitando al presidente de la mesa directiva, el perredista Luis Miguel Barbosa Huerta, que se contabilizara la presencia de legisladores, porque a simple vista ya no había quórum y se debí suspender la sesión ordinaria.

El presidente del Senado respondió al priísta que no podía proceder en tanto la legisladora no concluyera su intervención, porque así lo marca el reglamento, lo que permitió a Layda Sansores continuar con expresiones desde la tribuna con todo tipo de insultos a la familia presidencial, mientras los representantes del tricolor salían indefensos y nerviosos del salón de sesiones.

Y cuando Sansores concluyó su intervención envalentonada y hasta retadora, sin tener respuesta de ningún priísta y mucho menos alguien para debatir el tema, la senadora panista Laura Angélica Rojas Hernández dijo desde su escaño al presidente de la mesa directiva que ella tenía reservado el turno para subir a tribuna para abordar tres temas relacionados con lo mismo, pero al final no se le concedió turno y ya para entonces habían regresado a toda prisa los priístas para hacer quórum y evitar la suspensión del trabajo parlamentario que daría oportunidad a que posteriormente se repitiera la escena por la continuidad de los asuntos que se dejaban pendientes.

Así quedará en el Diario de los Debates y así se reseñará en la historia parlamentaria sobre lo que le dijeron desde la tribuna al Presidente de la República Enrique Peña Nieto y a su esposa, la primera dama Angélica Rivera Hurtado.