El Sindicato de Trabajadores del Poder Judicial del Distrito Federal consideró que “sin libertad de prensa no hay democracia”, por lo que se sumó a todas las corrientes que se han pronunciado en favor de la libertad de expresión, que en últimas fechas muchos comunicadores han sido víctimas del llamado crimen organizado.

Entrevistado en la sede del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, donde se realiza el Foro Internacional para la Libertad de Expresión, el líder sindical Diego Valdez Medina, subrayó que la libertad de prensa es la existencia de garantías con las que los ciudadanos tengan el derecho de organizarse para la edición de medios de comunicación cuyos contenidos no estén controlados ni censurados por los poderes del Estado.

Recordó que Suecia fue el primer país en adoptar una legislación de libertad de prensa el dos de diciembre de 1766. En los Estados Unidos este derecho está garantizado por la Primera Enmienda que se hizo a su Constitución, y donde el periodismo se ejerce con bases al derecho, por muy incómodo que represente ser para los agentes en el poder.

Catedrático en Derecho Laboral, Valdez Medina comentó que no todos los países tienen garantizada, ya sea por una Carta de Derechos o su Constitución, la libertad de la prensa; más sin embargo es el propio Estado el que debe de velar por los intereses de miles de periodistas que por el simple hecho de escribir o narrar hechos relevantes, ponen en juego su propia vida y la de sus semejantes.

Al establecer una interpretación democrático-liberal, el dirigente sindical aceptó que la libertad de prensa aparece como una extensión al derecho sobre la capitalización del trabajo personal, por lo cual todos tienen derecho a poseer una empresa de comunicación a condición de haberla creado y que se sostenga por el propio esfuerzo.

Dijo que el pueblo como colectividad no representa al pueblo, sino la sociedad civil formada por una pluralidad autónoma de individuos. “Considerando a estos como origen de toda voluntad, sólo el derecho de propiedad privada posibilita la representación real de las opiniones particulares”, destacó.

En este sentido, Valdez Medina subrayó que la democracia se concibe como el espacio social y político para la creación del libre mercado y será de éste que dependa la vida y por ende el éxito o fracaso de los que los desarrollen como inversores de riesgo, lo que incluye la creación de grandes empresas forzosamente reducidas en número.

Para el dirigente sindical del Poder Judicial de la ciudad de México, la prensa no preexiste al capital, toda vez que, dijo, es un capital considerado como producto personal, y debe ser creado sólo con el dinero de quienes deseen convertirse en empresarios periodísticos, de forma que el uso positivo del "derecho negativo" a la libertad de prensa es accesible a cada uno sobre cada propio medio de comunicación o porción accionaria del mismo, siendo su éxito dependiente del mercado de consumidores sin otra responsabilidad que la de afrontar pérdidas por no satisfacer a su respectivo púbico.

Se pronunció para que el Congreso de la Unión desarrolle las enmiendas pertinentes al 6º. y 7º. Constitucionales, que aun cuando sus conceptos no han perdido su consistencia desde que el Constituyente de 1917 y el presidente Venustiano Carranza la promulgó el cinco de febrero de ese año, nunca han perdido vigencia a pesar de los vaivenes que ha sorteado la vida nacional.

La manifestación de las ideas, invocó el pensamiento de los diputados federales constituyentes, no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, los derechos de tercero, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho a la información será garantizado por el Estado.

Exhortó al gobierno federal establezca mecanismos para garantizar el libre ejercicio de la Libertad de Expresión, “y no ver a los periodistas como enemigos porque en primer lugar no lo son; en segundo lugar, son agentes conservadores que velan por los intereses de la sociedad y sin ellos, el pueblo de México caminaría con los ojos vendados sin democracia alguna”.

Dijo, sin embargo, que el periodista debe de ser muy puntual en sus apreciaciones y muy certero en sus precisiones con el fin de no cometer infracción alguna o que le establezcan ciertos juicios por delitos tipificados en el Código Penal como el daño moral que en las últimas reformas a la ley en referencia, fue derogada la figura de “difamación”.

El artículo 7º. Constitucional, afirmó Valdez Medina, es completamente exacto. Es decir, “es inviolable la libertad de escribir y publicar escritos sobre cualquier materia. Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni exigir fianza a los autores o impresores, ni coartar la libertad de imprenta, que no tiene más límites que el respeto a la vida privada, a la moral y a la paz pública. En ningún caso podrá secuestrarse la imprenta como instrumento del delito”.

El gobierno del presidente Felipe Calderón, puntualizó, tiene que ser el primer agente del poder federal en respetar los Tratados Internacionales en materia de Derechos de la Información, para que en tanto los Poderes de la Unión, partidos políticos y agrupaciones civiles, vean al periodista como un vigía en pro de la sociedad, y no como un discrepante a avasallar; porque de lo contrario, dijo finalmente, el estado mexicano perdería toda esencia de respeto hacia para las clases sociales, y en consecuencia vería opacada su transparencia y tergiversaría su credibilidad dañando en sí el carácter colectivo de la democracia.